Revista Arquitectura

El polar francés

Por Jgorostiza

El polar francés

Cubierta del libro.

Como escribía en la anterior entrada de este blog, he estado escribiendo un artículo complicado para un libro del próximo Festival de Sitges, que ha acaparado todo mi tiempo. Por eso, aún no había podido escribir aquí sobre el último número, el diecinueve, de la Colección Nosferatu, editado por Donostia Kultura, titulado «El polar francés: 1931 - 1982» y coordinado por Antonio José Navarro.Sus autores son por orden alfabético: Carlos Aguilar, Tonio L. Alarcón, Ricardo Aldarondo, Quim Casas, Mar Corrales, Roberto Cueto, Roberto Curti, Tomás Fernández Valentí, Pablo Fernández Vegas, Eduardo Guillot, Elisa McCausland, el citado Antonio José Navarro, Luis Pérez Ochando, Jesús Palacios, Juan Andrés Pedrero Santos, Àngel Quintana, Aarón Rodríguez Serrano, Diego Salgado y yo.Comencé a trabajar para este número a principios del año pasado y he de reconocer que disfruté mucho leyendo, investigando y viendo --y/o volviendo a ver-- en total ciento una películas, entre las que descubrí y recordé joyas de varios directores, entre ellos, Giles Grangier y Jean-Pierre Mocky.Una vez publicado hay que decir que para mí es el trabajo más completo que se ha hecho sobre el polar, basta con comprobar la cantidad de temas que abarca, sus antecedentes literarios (Palacios), sus etapas (Navarro, Corrales, Rodríguez Serrano, Casas y Cueto), sus relaciones con la Nouvelle Vague (Quintana), con el cine fantástico (McCausland y Salgado) y con la literatura de su tiempo (Alarcón), así como el estudio de varias personalidades: Eddie Constantine (Aguilar), Mocky (Curti), Manchette (Guillot), Duvivier (Aldarondo), Melville (Fernández Valenti), Giovanni (Pérez Ochando), Clouzot (Pedrero Santos) y Corneau (Fernández Vegas). Como en los anteriores números de esta colección, al final hay dos índices, uno de películas y otro onomástico, algo extraño hoy en día, pero que es fundamental. También hay un artículo mío sobre la ciudad, titulado «Paisajes urbanos del polar», que comienza así:En la pantalla se ve el skyline de una ciudad mientras amanece, comienza una panorámica hacia la izquierda, sobre tejados y chimeneas surge el perfil de la basílica del Sacré-Coeur, mientras tanto, van apareciendo los títulos de crédito de la película hasta que el movimiento se detiene, encuadrando una plaza con letreros luminosos de locales nocturnos entre ellos el Moulin Rouge, entonces hay un fundido encadenado mezclando esa imagen con un primer plano del rostro de Max (Jean Gabin), el protagonista de Touchez pas au grisbi (Jacques Becker, 1954), una superposición deliberada y significativa, porque liga en una sola imagen un lugar reconocible de París con el delincuente, identificándolo con su entorno natural, con la ciudad. Las peripecias de los personajes del polar francés se desarrollan rodeados por paisajes urbanos, que adquieren tanta importancia como otros elementos de la acción, entornos edificados que pueden pertenecer tanto a ciudades situadas en las dieciocho regiones administrativas francesas, como a París.
Como siempre, si quieren terminar de leerlo y, sobre todo, tener uno de los libros más completos sobre el polar, tendrán que adquirirlo aquí, o también en una librería como por ejemplo la estupenda Ocho y Medio.

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