Revista Deportes

El polémico concepto de "estar entre los grandes"

Publicado el 14 enero 2011 por Jvilla

Raúl Rentero - La onda expansiva


Un agujero negro es, probablemente, la fuerza más destructiva que exista en el Universo. Es un concepto un poco confuso porque, en realidad, nunca se ha podido observar un fenómeno como éste a ojos vista y se conoce su existencia por lo que llaman el “horizonte de eventos” que son todas aquellas consecuencias físicas que podemos medir y que, presuntamente, sólo pueden explicarse por la existencia en la zona de una “boca cósmica”. No viene al caso, pero para que el ego erudito se potencie con otra cosa redonda que no sea una pelota, dejo el siguiente enlace de una noticia “interestelar” aparecida en los medios estos días.
El polémico concepto de http://www.abc.es/20110113/ciencia/abci-poderoso-agujero-negro-aparece-201101131209.html
Al hilo, que nos descosemos. Dicho lo cual, lo que no todo el mundo sabe es que la formación de un agujero negro comienza con una estrella. La estrella, al final de su masa, se convierte en una “gigante roja”, que al cabo del tiempo involuciona sobre sí misma convertiéndose en una “enana blanca” que finalmente colapsa y explosiona para producir un púlsar o un agujero negro dependiendo de la materia inicial. Así que, en resumidas cuentas y en moraleja, la fuerza más destructiva del Universo, en realidad, viene de ser una estrella gigante roja, que son los objetos más grandes jamás vistos por el ojo humano.
En la mini-onda expansiva de ayer, ponía en la palestra un “suponiendo” que tiene su aquél, pues la pregunta, en definitiva, iba intrínsecamente ligada al concepto que cada cual tiene de eso que llaman “estar entre los grandes”. Generalmente, se define a un equipo “grande” como aquel que habitualmente opta a los títulos en disputa. El problema es que hay pocos títulos para tanto equipo y, si añadimos a la ecuación un numerador de ingresos televisivos regresivos, resulta que grandes sólo hay dos en realidad: Barça y Madrid. De modo que ¿qué queda para los demás? La honra de luchar con ellos y arrebatar, de vez en vez, alguna migaja que caiga del mantel de las supernovas.
Pero, ¿qué ocurre si, pasado el tiempo, el ciclo y las inversiones monetarias, no conseguimos agarrar cual paloma ninguna de esas miguitas de pan? Era la pregunta encubierta de ayer. Si, tras cinco años de trabajo del Ingeniero y 300 millones de euros después, no conseguir ni siquiera una Copa del Rey sería suficiente para el Málaga del Jeque. Esa es la introspección que la afición malaguista debe aplicarse desde ya, porque en buena medida, de la respuesta interior que se extraiga, dependerá el futuro de la entidad. Y tenemos ejemplos visibles de ello: el Deportivo de la Coruña que a punto ha estado de convertirse en un haz de electrones; el Valencia, que no acaba de coger el ciclo desde que se convirtiera en una gigante roja y a punto ha estado de colapsar. O el gran Sevilla de Del Nido, el cual, con buen juicio se ha subido a la palestra para recordar a la afición, cercana a “enana blanca” que al Sevilla no se le pueden exigir títulos como si fuera un grande. Todos esos equipos, gigantes rojos, han corrido, corren o correrán el riesgo de convertirse en un agujero negro por su propia magnitud. Así lo demuestra su “horizonte de eventos”
Y cómo bien habrán imaginado, los “hipotéticos” resultados que ayer “imaginé” en la mini-onda para el 2015 no son inventados. Son los resultados del Villarreal (en buena medida, de Pellegrini) en los últimos cinco años. El equipo castellonense no ha conseguido ningún título y a pesar de ello, y de la inversión, nadie, ni técnicos, ni directiva ni aficionados se lo exige. Y es un “grande” de nuestra Liga. ¿O alguien lo pone en duda?
Por cierto, una última reflexión para los restos: una estrella gigante roja, contra lo que pudiera pensarse, calienta mucho menos que una enana blanca. Es más espectacular, sí, más visible, también. Pero menos efectiva. Que cada cual saque sus propias conclusiones de tan ecuménico y relativista asunto.Ya lo decía el filósofo, que no hay maestro más sabio que la propia Naturaleza.

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