No hay nada que me guste más que escuchar los discos que tengo en casa de hace unos pocos añitos, y cada vez que lo hago me doy cuenta de que el pop actual está triste. ¿Por qué ya no hay trallazos pop bailables como los de antes?
Desde hace ya varios años, vivimos en un mundo en el que los máximos exponentes del pop nos traen melodías y mensajes que no nos alegran la vida en absoluto. Atrás quedaron clásicos como ‘Work bitch’ de Britney Spears, que a pesar de tener unas estrofas recitadas, nos hacía vibrar gracias a una base tan machacona y petarda como su propia letra.
Normal que el reguetón haya acaparado el protagonismo de las listas de ventas y sea tendencia en todo el mundo. ¿Cómo nos divertiríamos fuera de casa si no tuviéramos a gente como Bad Bunny, J Balvin o Lola Indigo que acercan el pop a este tipo de influencias?
Y aun así, a veces es difícil, ya que el trap está acaparando gran parte del género urbano para darle un toque más turbio y oscuro. Quizás esto sea el reflejo de la sociedad, sumida en un momento de oscuridad, y por eso las melodías y los ritmos son más lentos y lúgubres.
No hace falta prestar demasiada atención para darse cuenta de que artistas de la talla de Rihanna o Ariana Grande apuestan cada vez más por un sonido pop más tristón. De la primera, las canciones que más invitaban al festejo como ‘We found love’, ‘S&M‘ o ‘Rude boy’ (incluso ‘Umbrella‘, que no era tan up-tempo pero daba muy buen rollo) han dado paso a un último disco en el que no hay ni un respiro y es todo música urbana, baladas y un poso de decadencia. Es cierto que la de Barbados ya nos tenía acostumbrados a temas menos luminosos a lo largo de su discografía, pero sin duda ya no queda ni un ápice de la artista que fue con ‘Loud’.
Por otra parte, la artista Ariana Grande, que este año está siendo una de las más exitosas, se ha dejado también de ritmos más lúdicos. Ya no tenemos ni siquiera canciones como ‘Dangerous Woman’, que tenían una pizca de divertimento escondido tras la letra y esa melodía tan sugerente. Lo que hay en discos como ‘Thank u, next‘ es un conjunto de canciones dominadas por las tendencias urbanas y el r&b en el que la joven ha querido sacar todos sus demonios y desahogarse.
La lista podría ser infinita. Basta con coger el último disco de Britney Spears, el olvidado ‘Glorious‘, lo nuevo de P!nk, ‘Hurts to be human‘, los trabajos más recientes de Selena Gómez o ‘Love + Fear‘ de Marina (¿dónde han quedado los bombazos de ‘Electra Heart’?) para darse cuenta de que el pop está triste.
Atrás quedaron los esfuerzos por conquistar las pistas de baile de hace unos años. Los esfuerzos por volver a un pop más graciosete y animado de los dos últimos singles de Katy Perry no parecen estar dando demasiados buenos resultados. Tampoco Taylor Swift parece que vaya a vivir una era tan exitosa como lo fue ‘Reputation‘, su trabajo más oscuro (que ciertamente no era tan luminoso como ‘1989‘, pero le regaló una gira descomunal por estadios y le dio la oportunidad de que el público la viera como una artista más consolidada y adulta a nivel mundial).
Además, cada vez es más difícil encontrar temas pop que inviten tanto al baile como por ejemplo ‘Looking for love‘, de September. Esa es sin duda alguna una de mis canciones dance favoritas. Pero vamos, que ni siquiera Lady Gaga o Kesha nos traen ya esos temas pop bailables hasta la extenuación de sus comienzos.
Pero no hace falta irse a la música electrónica para darse cuenta de que el mundo pop no está viviendo su momento de más jolgorio. Raperas como Iggy Azalea están tirando de sonidos más siniestros en sus últimas producciones (el pop de sus comienzos ha ido derivando en producciones más trap) o artistas como Avril Lavigne, que nos habían traído sonidos más próximos al rock, coquetea cada vez más con una música menos rítmica.
Es más, alguien se acuerda ahora de DJs como David Guetta o, a nivel nacional, Brian Cross y Wally López (¿qué sabemos de él aparte de que ha sido miembro del jurado en algunas galas de las últimas ediciones de OT?). Atrás quedaron los tiempos en los que la canción y la colaboración de moda las traía el DJ francés de la mano de Nicki Minaj, Sia o Kelly Rowland.
Es curioso cómo las tendencias y el paso del tiempo van abriendo paso a nuevos estilos musicales. Sin duda, el mencionado trap ha sido un elemento decisivo en este entristecimiento del pop, pero me atrevo a decir que artistas como Lana del Rey o Billie Eilish también han tenido mucho peso a la hora de influenciar a nuevos artistas. Incluso cantantes como Dua Lipa que nos traen temas más animados se pasean por el escenario con una actitud de aparente apatía.
El rumbo que tomará el pop en los próximos años es un misterio, pero no hay que obviar que los sonidos urbanos están viviendo su gran momento en la actualidad, respaldados tanto por nuevos artistas que quieren echar mano a la tendencia para encontrar su hueco en el panorama musical como por artistas consagrados y consolidados que quieren llegar a un público más amplio o que simplemente se identifican con este estilo y no lo quieren dejar escapar ahora que se sienten más ellos que nunca.
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