En 1982 Los Cardiacos seguían sin dejarse encasillar y haciendo canciones profundas y emotivas
Cuatro décadas tiene ya aquel álbum tan irreverente, divertido y políticamente incorrecto
Hace cuarenta años la música rock y pop vivía muy buenos momentos, tanto en el plano de la industria (se vendían muchos vinilos) como en el artístico. En el mundo la ‘new wave’ continuaba descubriendo novedades, y en España se vivía en plena ‘nueva ola’, la cual no se ceñía exclusivamente a la ‘movida madrileña’, sino que el resto del país aportó excelentes bandas e inolvidables canciones; Siniestro Total y Los Cardiacos son buenos ejemplos. Era 1982
Tras la dictadura y la Transición (modélica, incruenta, chispeante), España se adaptó perfectamente a la nueva situación. El Psoe de Felipe González ganó abrumadoramente las elecciones, Italia se hizo con el Mundial, los asesinos etarras seguían dejando su rastro de sangre, los que urdieron el 23 F fueron condenados a treinta años de cárcel…, pero lo más importante es que el país iniciaba un camino que ilusionaba. Una de las cosas más recordadas de aquellos años es la música, que estaba presente por todas partes: la nueva ola y la movida, la aparición de nuevos grupos cada día, la ‘validez’ de casi todos los géneros, estilos y ritmos, la proliferación de conciertos, salas y radios, la imparable presencia de la música en todas las provincias… Aquellos primeros ochenta del siglo XX fueron excelentes para el pop y el rock en España.
Quienes estaban allí en el 82 recordarán a Parálisis Permanente y su único Lp, ‘El acto’, a Alaska y Los Pegamoides con ‘Bailando’ y otras, Aviador Dro y su ‘Selector de frecuencias’, Los Secretos y su ‘Todo sigue igual’, Azul y Negro con el obsesivo ‘Me estoy volviendo loco’, Danza Invisible y sus ‘Sueños’…; no faltaba el rock duro: Barón Rojo y su ‘Volumen brutal’, Obús con ‘Va estallar el obús’, Leño con ‘Corre corre’, Los Suaves y su ‘Esta vida me va a matar’, Miguel Ríos, Luz Casal, Antonio Flores, Orquesta Mondragón…No cabe duda, la cosecha del 82 aun ofrece excelentes sabores.
Pero no todo se hacía en Madrid y en las grandes capitales, sino que en ciudades alejadas del centro también había bandas imprescindibles y canciones que no han perdido frescura e intención. Por ejemplo los vigueses Siniestro Total, que en 1982 publicaron su Lp de debut, ‘¿Cuándo se come aquí?’, y los leoneses Los Cardiacos, que lanzaron el maxi ep ‘El expreso de Bengala’. Hubo muchos más por toda la geografía española, pero estos dos son buena muestra de cómo fue el rock y el pop en castellano aquel año.
Siniestro Total (que están a punto de dejar el escenario definitivamente) irrumpen en un mercado del disco muy receptivo, no en las listas de éxitos pero sí en los ambientes independientes, que entonces tenían muchos adeptos. Siniestro es, tal vez, el grupo más ingenioso, divertido, disparatado e irreverente que surgió en aquel ambiente. Sin embargo, muchos de los temas de aquel ‘¿Cuándo se come aquí?’ no se hubieran editado hoy, pues nadie se atrevería a cantar “Ayatollah no me toques la pirola”, que sería tachada de islamófoba y racista; ni “Las tetas de mi novia tienen cáncer de mama” por machista e insolidaria, igual que “Chochos voladores”; ni “Hoy voy a asesinarte nena” por heteropatriarcal y maltratador; ni se atreverían con ‘Matar hippies en las Cíes (le corto un brazo, le arranco una pierna…)” por violenta y retrógrada; ni “Todos los ahorcados mueren empalmados” por pornográfica y mofarse de la pena de muerte; ni “Aunque estés en el frenopático te tiraré del ático” por faltar al respeto a los internos de instituciones mentales… Los quince temas que incluye el Lp serían hoy señalados y sus autores linchados en las redes. Pero en 1982 la sociedad tenía otros problemas más serios que preocuparse por los chascarrillos de unos mozalbetes ruidosos y vocingleros. Siniestro Total fue la muestra de la gran apertura de miras y libertad que había en la España de 1982, cuando la música se escribía y se cantaba sin pensar en qué dirán ni qué pensarán; no como hoy, que los autores se autocensuran y miran y remiran sus versos para no escribir algo que pueda molestar a alguien.
Los Cardiacos fue un grupo absolutamente singular e irrepetible. Fueron los primeros en publicar música de manera artesanal e independiente, o sea, sin contar con discográficas (aquella casete de 1979); también se atrevieron a hacer un ska antes que nadie; y antes que ningún otro grupo asimilaron las esencias de la ‘new wave’, pero sin quedarse anclados ahí.
Hace cuatro décadas publicaron un maxi de cuatro temas titulado ‘El expreso de Bengala’. Se abría con el tema homónimo, que presentaba ritmo y ambiente muy novedosos y personales, y un texto que transportaba a la India en un abarrotado tren; ‘Selenita’ volvía a sorprender con su ritmo vivaracho, su saxo, su letra sideral; ‘Tango sintético’ confirmaba la excepcionalidad de la banda, tanto en letra (robots, año 3000) como en arreglos y ambiente. Y por fin, ‘Pepi Pop’, un canción absolutamente inolvidable; siempre se achacó a Los Cardiacos ser un grupo difícil de encajar, puesto que hacían poderoso rock, excelente pop, vibrante ska, apuntes tecno, textos insospechados, versiones de clásicos…, y es precisamente de esto de lo que va ‘Pepi Pop’. Con una melodía deliciosa, suavemente pegadiza, y un arreglo ligero y personal, la letra es un lamento de quien es rechazado por negarse a ser encasillado: “Pepi Pop me dijo que no, que yo no era lo bastante pop, que a Costello nunca podría llegar. Rosi Rock me gritó que yo no era lo bastante rocker, nunca dije larga vida al rock & roll (…). Jessi Jazz me explicó que estando sentado se toca mejor (…). Para Pinky Punk yo ya era mayor, con pocas heridas para ser su punky y que nunca yo me había suicidao. Nostalgia de irme sin haber zanjado esta cuestión, decidido estoy aquí en mi papel de nuevo perdedor”. No ha perdido fuerza, profundidad y carga emotiva.
¿A alguien le apetecería volver a 1982 un ratín y ver a alguno de estos grupos?
CARLOS DEL RIEGO