Michael Potegal, ha pasado la última parte de su carrera profesional estudiando las rabietas infantiles y por qué surgen estas explosiones emocionales.
Potegal Ph.D., neuropsicólogo pediátrico en la Universidad de Minnesota, en Minneapolis, explica a la revista Parenting qué ha aprendido en este tiempo. Explica que estos arrebatos son una respuesta biológica normal a la ira y la frustración y si analizamos la evolución de las rabietas infantiles seremos capaces de predecir cuando nuestro hijo tendrá la siguiente.
Es normal que los niños a partir de los 18 meses hasta los 4 años experimenten rabietas y no debemos sentir que es culpa nuestra o del estilo de crianza.
“Vamos a dar un breve recorrido por el cerebro humano, con parada en una pequeña masa de materia gris detrás de las cejas llamada la corteza prefrontal. Esta es la parte del cerebro que regula la emoción y controla el comportamiento social. Es la última área del cerebro en desarrollarse, que empieza a madurar a los 4 años. Esa falta de madurez es lo que hace tan difícil la crianza de un niño o un niño en edad preescolar” explica Potegal.
A parte de que los niños están en pleno proceso de desarrollo cerebral, que los hace propensos a arrebatos irracionales, otro factor que influye en las rabietas infantiles es el estrés. Situaciones que son normales para nosotros como adultos, pueden ser aterradoras para ellos y generarles ansiedad, lo que provoca que se libere cortisol como respuesta al estrés. El cortisol aumenta la presión arterial, acelera el ritmo de la respiración, y puede llevar a un pensamiento confuso o poco claro.
La próxima vez que su hijo tenga una rabieta, Potegal recomienda preguntarse “¿Qué función tiene esta conducta inapropiada?” Si busca atención o un juguete, comida, u otro tratamiento, la mejor respuesta es mantener su propia compostura emocional.
Advierte que “Al consolar a un niño en medio de una rabieta, se refuerza el comportamiento. En cambio, decir ‘Siento que estés molesto. Cuando te calmes, te voy a dar un abrazo y podemos hablar de lo que pasó. “De esta manera, se ofrece apoyo y simpatía al tiempo que enseñas a tu hijo cómo regular sus emociones.”
Pero hay un aspecto positivo de estas edades y es que al igual que los niños pueden rápidamente sentir ira y tristeza, también abandonan estas emociones con igual facilidad. La rabieta promedio dura unos tres minutos, según la investigación de Potegal. Por eso, poco después de una rabieta, su hijo estará jugando como si nada hubiera pasado, mientras que los padres y madres solemos tardar más en cambiar de nuevo a otra emoción.
“Los niños pequeños pueden pasar de triste a feliz y de enojo a la calma muy fácilmente”, dice Potegal.
Creo que en las rabietas infantiles es importante tener en cuenta los consejos que ofrecía Rosa Jové, en el Encuentro de Papás e hijos 2.0:
- Evitar rabietas.
Ejemplo: si el niño quiere una piruleta porque al salir pasamos y las ve, pero es mejor que espere a cenar, toma otro camino si es posible.
- Abrazarle y repetir frases que reflejen empatía, tranquilo no te he entendido… Si da patadas, decirle que le quieres abrazar, pero que no se deja.
- Educación, se refiere a explicar el porqué no puede hacer eso y dar opciones, lo que ayuda a los niñ@s a elegir, que es fundamental en la vida. ¿Cómo lo solucionamos? Damos opciones y seguro nuestro hijo nos dará algunas más, que nos anima a aceptar.
Otro consejo muy útil es que como padres debemos razonar las normas, explicar el porqué de las cosas a nuestros hijos, aunque siempre es mejor esperar a que pase la rabieta para poder hablar tranquilamente.
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Fuente: Artículo Parenting “Why Toddlers Throw Temper Tantrums”.
¿Qué consejo puedes compartir para evitar las rabietas?