Revista Creaciones

El pozo de las Nieves

Por Masqueudos

Hace muchos muchos años, allá por la Edad Media, Salamanca era una ciudad pequeña y amurallada protegida por trece puertas. Para entrar en ella, había que pagar, y dejar el caballo fuera porque no existían ni los coches ni los autobuses ni nada que se le parezca.

El pozo de las Nieves

En esa época en la que como os podéis imaginar, ni se imaginaban la electricidad, tenían que trabajar mas duro que ahora para conseguir cosas cotidianas como lo que ahora consiga una lavadora o un frigorífico con solo darle a un botón.

El pozo de las Nieves

Precisamente los frigoríficos de antes son todo un elemento arquitectónico, peculiar y desconocido a la vez. Se llamaban neveros o POZOS DE NIEVE y eran pozos excavados en la tierra con muros de contención, de pequeñas o grandes dimensiones e incluso con techo, que disponía de aberturas para la introducción de la nieve y posteriormente la extracción del hielo  y cuya finalidad era conservarlo para poderlo usar posteriormente, cuando, de otra forma, la nieve ya estaría derretida. Todo un trabajo duro que ya ni imaginamos.

El pozo de las Nieves

En Salamanca ahora lo recordamos gracias al Ayuntamiento y al equipo de profesionales que trabaja con ellos que recuperaron minuciosamente todos los elementos que componen ese pozo, después de muchos años en desuso, y ahora permiten que se visite y que se conozca su historia en boca de Elvira, la arqueóloga responsable de los trabajos de restauración.

Si quieres disfrutar con la historia del Pozo y los misterios que aparecieron en sus aledaños, no dejes de apuntarte en la Oficina de Turismo o al menos preguntar, porque la demanda de visitas es altísima pero merece la pena.


El pozo de las Nieves

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