Estamos en unas horas cruciales en el complejo combate contra el coronavirus en España y todo el mundo mira hacia el principal partido de la oposición, que en estos momentos se opone a dar luz verde a la cuarta prórroga del estado de alarma. En mi opinión, aferrarse a esa negativa es de locos. Los mismos que protestaron, con razón, porque el Gobierno de Sánchez no tomó medidas a tiempo contra el covid-19, ahora plantean que este domingo concluya el estado de alarma y ya podamos salir todos de casa…
El coronavirus sigue aquí (ayer se duplicaron en España los contagios del día anterior) y no sabe si hay Gobierno, si es de izquierdas o de derechas o si hay estado de alarma o confinamiento. Le da exactamente igual. Lo único que le interesa es infectar al máximo de personas como buen virus cabrón que es. En estos momentos en los que está en juego la salud de todos los españoles y que haya un mínimo de cordura y templanza política, enlazo con este interesante artículo de la periodista Victoria Prego, que centra balones directos sin regate alguno:
Casado no puede votar No al estado de alarma
Victoria Prego
De pronto las cosas se le han puesto feas al Gobierno, pero hay que decir de antemano que se lo estaba buscando desde hace más de un mes. Y eso es así porque al principio, seguramente por angustia ante la crisis que se le venía encima, pero después sencillamente por una soberana torpeza y una falta de visión política inexplicable y carente de justificación, el Gobierno no se ha tomado la menor molestia en hablar previamente con los partidos de la oposición, incluidos sus socios de moción de censura y de investidura, a propósito de las medidas que se disponía a adoptar para hacer frente al ataque del coronavirus.
Ni una llamada, ni una consulta, ni una mínima negociación que condujera a un pacto. Nada de nada. Tan solo la preceptiva comunicación telefónica -dos o tres minutos de conversación- del presidente para informar a sus interlocutores que pensaba pedir la obligada autorización al Congreso para decretar o prorrogar el estado de alarma en el país, esquema que se ha repetido en todas las ocasiones.
Hasta ayer. Ayer las cosas cambiaron cuando Pablo Casado se plantó. Porque sucede que esos que se gasta Pedro Sánchez no son modos de imponer al país entero a base de exigir a las fuerzas de la oposición que acaten sin rechistar unas decisiones que, si estuvieron justificadas en un primer momento habida cuenta de…
Foto: Efe