Asustado porque el partido está en crisis y porque casi la mitad de sus votantes les han abandonado, Rajoy y su equipo han tenido que sacar del baúl a José María Aznar y lo han insertado en la campaña electoral de 2015 para que les reconcilie con los millones de votantes frustrados y les salve de la derrota.
Aznar ha hablado de "reinventar" el Partido, pero no de "refundarlo". Quizás el "reinvento" solo signifique, para el ex presidente, el retorno de él y de los suyos a un partido que les había exiliado, a pesar de que el PP está tan deteriorado ante su electorado que parece en agonía. Pero lo cierto es que la presencia de Aznar en la cúspide del partido suscita una duda muy vieja en la política mundial: ¿Pueden regenerar un partido los mismos que lo han podrido? La Historia demuestra que no es posible, pero tal vez José Mari sea capaz de protagonizar el nuevo gran milagro español.
José María Aznar, como se esperaba, se ha convertido en el gran protagonista la convención política del PP, con dos preguntas lanzadas ante toda la plana mayor del partido, y sobre todo ante su líder, Mariano Rajoy: "¿Aspira el PP realmente a ganar las elecciones? ¿Dónde está el PP?" Aznar ha respondido diciendo que él sigue siendo miembro del PP precisamente porque cree que el PP tiene "la obligación de ganar las elecciones" y sigue siendo el "mejor instrumento para defender los intereses de los españoles".
Sin embargo, Aznar advirtió que el partido no debe "despreciar el desánimo ni los recelos" de sus votantes, lanzando un aviso a Rajoy y a toda la cúpula para que vuelva a las esencias del PP y defienda "con la cabeza bien alta" los principios del partido. "Nos van a juzgar. Hay que despejar algunas dudas. Hay quien da por amortizado al PP", clamó , asumiendo el papel que mas le gusta, el de ser portavoz de la conciencia del partido.
Sus compañeros de filas escuchaban asustados ante lo que Aznar, que llevaba muchos meses sin hablar ante los suyos tras su evidente ruptura con Rajoy, pudiera decir. Muchos se temían un escándalo. En ese clima tenso y complicado sonaron con fuerza sus palabras sobre la corrupción y el caso Gürtel, en las que solo puso la mano en el fuego por él mismo, y reclamó que cada uno defienda lo suyo. "La corrupción es un cáncer que no podemos tolerar. Cada uno tiene que responder de sus actos. Yo respondo de los míos. Del primero hasta el último. Y lo digo mirando a los ojos".
Muchos pensadores políticos creen que el PP es ya incapaz de regenerarse y menos aun de reinventarse o refundarse porque, al igual que ocurrió con el PSOE, ese partido abandonó sus ideas y principios y se convirtió en un dispensador de ventajas y privilegios para los suyos, sin mas ideología que el ejercicio y disfrute del poder. Al PP no le queda ni una gota de liberalismo, ni de fidelidad a la gran tarea de la derecha histórica, que es la defensa de las libertades individuales. En tiempos de Aznar y de Rajoy, la derecha se ha hecho mas socialdemócrata y corrupta, mas práctica y descarada, mas intervencionista y amante del Estado y del poder, compitiendo con la izquierda en su adoración del Estado y desprecio al ciudadano y al sueño de construir una sociedad mas justa. Como solía hacer la izquierda, el PP ha aprendido a manipular a los jueces, a mentir, a incumplir sus promesas electorales y a acomodarse mas al Estado que a la democracia.
El único rasgo que le distingue de la izquierda, ante los ojos de los españoles, es que concentra su esfuerzo en mejorar la economía, aunque para lograrlo tenga que destruir libertades, derechos y atribular a sus ciudadanos con impuestos injustos.
¿Puede cambiar el PP todo eso en los pocos meses que les queda para las citas electorales de 2015? Parece imposible, ni aunque contratara a todos los peluqueros y estilistas del país para cambiar el "look" al partido. La gente, que ha terminado aprendiendo de tanto sufrir y padecer el abuso de los políticos, sabe que los que han podrido al partido no pueden ser los mismos que lo regeneren y que "aunque la mona se vista de seda, mona se queda".