Revista Opinión

El PP necesita democracia

Publicado el 07 octubre 2010 por Franky
El PP necesita democracia Hay un rechazo generalizado a Zapatero en una España que desea con fuerza el cambio, pero, sorprendentemente, el Partido Popular, principal fuerza de la oposición, apenas se beneficia del demoledor fracaso de Zapatero, ni del deseo colectivo de una nueva política. La única respuesta para los expertos de ese fenómeno es que el PP se parece demasiado al PSOE, con el que comparte el culto a la partitocracia, tiene similares perfiles antidemocráticos y está también tocado por la corrupción.

Con la que está cayendo, el PP ha remontado tan sólo 3 puntos desde la generales del 2008, mientras que la caída del PSOE ha sido de 15,2 puntos

Es evidente que el PP no entusiasma a los españoles, ni les atrae. Su próxima llegada a la Moncloa será triste y marcada por la decepción. Quien habrá hecho más méritos para que el PP llegue al gobierno es el inepto Zapatero, que se ha cavado él mismo su tumba, más que el mismo Rajoy, un ser acobardado, con imagen anticuada, incapaz de ofrecer a los españoles lo que éstos desean: regeneración, limpieza, menos partido, más ciudadanos y, sobre todo, más democracia.

Las recientes primarias de Madrid han ofrecido a los españoles un espectáculo brillante en el que dos candidatos luchaban por imponerse ante los electores. La contienda entre Tomás Gómez y Trinidad Jiménez ha ofrecido a los españoles el espectáculo de la democracia competitiva, en vivo y en directo. A pesar de ello, Rajoy, frívolo y frustrante, ha rechazado esa refrescante vía de selección, que otorga más protagonismo al ciudadano que al partido, y se ha limitados a afirmar que las primarias no están contempladas en los estatutos del PP.

Que los cambie entonces, que abandone el triste y totalitario "dedazo" que reina en el PP. El mismo Rajoy, elegido a dedo por un Aznar deteriorado, arrogante y cargado de soberbia al final de su mandato, arrastra el estigma de no haber sido elegido por los suyos en libertad, sino designado por el caprichoso dedo del líder Aznar.

Es cierto que la democracia es mucho más que unas elecciones primarias entre dos candidatos, pero si a la despreciable partitocracia que nos venden como democracia le quitamos también la consulta a los militantes, entonces sólo queda totalitarismo verticalista y lóbrego, dentro de los partidos políticos.

Millones de españoles, quizás los mismos que se sintieron escandalizados ante la arrogancia de Aznar en la etapa final de su mandato, se sienten ahora decepcionados al contemplar, año tras año, la cobardía de Rajoy y de los suyos, incapaces de arriesgar, a pesar de ser conscientes de que la parte más sana de España les exigía que hablaran claro, que denunciaran con voz de trueno que el país estaba arruinado y que los valores y la decencia estaban siendo asesinados por el PSOE de Zapatero.

Pero el PP ha preferido esperar a que el enemigo se cueza en su miseria y llegar a la Moncloa sin arriesgar, a lomos del fracaso ajeno, no del triunfo propio. Esa postura defensiva y cauta del PP es, básicamente, una actitud cobarde, inaceptable en un país como España, que está deslizándose hacia el abismo.

Como consecuencia de esa política decepcionante, que ni siquiera se atreve a hablar de regeneración, el PP apenas ha recogido una parte ínfima de la enorme cosecha de votos que escapan del socialismo, marcados por la decepción y la tristeza. Casi todos los votantes que abandonan a Zapatero se irán hacia Izquierda Unida, el voto en blanco o la abstención. El resultado de las urnas en 2012 será decepcionante porque un partido mediocre que no despierta ilusión sustituirá en el poder a otro más mediocre todavía, únicamente porque el perdedor ha causado estragos a España desde el gobierno. El PP no habrá sido capaz de conectar con los que sueñan con la regeneración de un país podrido por la corrupción y arruinado por un liderazgo infectado de ineficiencia y traición, que afecta no sólo a los socialistas, sino a toda la "casta" política.

Sin embargo, el "zapaterismo" es tan nocivo, perverso y destructor que, a pesar de todas esas carencias del PP, ha convertido a Rajoy en la única esperanza real y posible para la pobre y maltratada España. Desgraciadamente, tiene razón José María Aznar cuando afirma que no hay activos a los que agarrarse, y que la herencia de Zapatero será la peor que recibirá gobierno alguno en toda la historia de la democracia española.

Volver a la Portada de Logo Paperblog