Revista Opinión

El PP o cómo sobrevivir en política

Publicado el 21 junio 2016 por Polikracia @polikracia

El Partido Popular ante el 26-j

A pesar de que las encuestas son inciertas, asumimos que el Partido Popular no se va a desplomar y ganará las elecciones generales  en número de votos y escaños. Muchos se preguntan cómo es posible que una formación que ha demostrado tener un problema interno de corrupción gravísimo y que ha gobernado a base de “rodillo” parlamentario los últimos cuatro años, sin unos resultados demasiado espectaculares, puede seguir siendo el primer partido de este país. Estos son algunos de los motivos:

  • No ha surgido un partido a su derecha. En nuestro país, la brecha post-crisis se ha abierto por el lado izquierdo, sin que surjan populismos de derecha como ha ocurrido en países como Francia (Frente Nacional) o Reino Unido (UKIP). De todas formas, no todo ha sido suerte, ha sabido mantener un discurso conservador y nacionalista fuerte y ha controlado los tímidos intentos de partidos como VOX, una formación que nunca ha sido percibida como viable por los electores.
  • En el centro del tablero político, sí ha tenido competencia. Ciudadanos le ha arañado votos aunque sin llegar a producir ninguna rotura grave en el navío del PP. Rivera explota un discurso socio-liberal que casi le hace más competencia al PSOE que al partido de Rajoy. Al mismo tiempo, el todavía presidente en funciones ha sabido explotar de manera eficaz las debilidades de Ciudadanos para atajar una posible fuga de votos. Entre los argumentos utilizados por el Partido Popular, se encuentran:
    1. “Ciudadanos gobierna con el PSOE en Andalucía y fue capaz de llegar a un pacto con los socialistas, por ende, no son de fiar, no garantizan el orden conservador que salvaguarda el PP”.
    2. Ciudadanos tiene un discurso destinado a la gente urbana. Su idea de suprimir las diputaciones ha sido utilizado por Rajoy como arma arrojadiza contra Cs en las circunscripciones rurales, regiones muy poco pobladas pero que tienen mucho peso en el Parlamento debido a la LOREG.
      Como todos sabemos, la UCD diseñó nuestro sistema electoral con una sobrerrepresentación del mundo rural para tener una garantía de que las mayorías urbanas (más izquierdistas) no controlaban el Parlamento. Así lo ha dejado claro Rajoy durante esta campaña en varias ocasiones. La última en un mitin en Tudela: “Los que viven en el mundo rural tienen el mismo derecho a los servicios públicos que quienes viven en las zonas urbanas“; “En el campo viven muchos millones de españoles que tienen los mismos derechos, los mismos deberes y las mismas obligaciones que los que viven en las zonas urbanas y que realmente se ganan la vida muy dignamente y pretenden seguir haciéndolo en el futuro“.
  • Por último, ha quedado demostrado que al Partido Popular, la brecha que ha abierto Podemos en el corazón de la izquierda no le preocupa lo más mínimo. El discurso radical de Pablo Iglesias solo le sirve a Rajoy para reforzar su imagen de político experimentado y de persona “seria”. La imagen revolucionaria de Iglesias ha servido para que el Partido Popular llame a sus votantes a salvaguardar la “sensatez” y la “seguridad” frente a lo desconocido. Discurso muy útil en un electorado de naturaleza conservadora.
    La polarización de la campaña favorece tanto a Unidos Podemos como al Partido Popular. Una campaña en la que se ensalzan más los sentimientos que la razón favorece siempre a los partidos que juegan por los extremos.

En definitiva, el panorama electoral no es en absoluto desolador para el PP. Según el último sondeo de Metroscopia, Rajoy lograría el 29% de los votos mejorando ligeramente lo alcanzado en diciembre. Sigma Dos estima unos resultados parecidos: 30.5% de los votos para el PP, frente al 24.8% de Unidos Podemos, que se consolida en la mayoría de sondeos como segunda fuerza.

Estos datos no sorprenden cuando hace apenas seis meses el PP conseguía mantener su hegemonía en el Hemiciclo, siendo la fuerza más votada en 39 de las 52 circunscripciones. Además, durante estos meses de la Legislatura XI, la imagen de Rajoy no se ha visto tan expuesta a los vaivenes propios de unas negociaciones de gobierno frustradas, como la de Pedro Sánchez o Albert Rivera.

¿Es realmente un lastre la corrupción para el PP?

La evidencia nos dice que la sociedad es capaz de tolerar electoralmente la corrupción por diversas razones. El estudio llevado a cabo por Jordi Muñoz, Eva Aduiza y Aina Gallego, explicaba que la gente sigue votando a políticos corruptos debido a que el voto sigue una lógica mucho más allá de la moralidad. El elector es capaz de perdonar la corrupción, si es la de un partido que considera propio (la importancia de la identificación partidista quedó clara desde que Campbell, Converse, Stokes y Miller publicaran el ‘American Voter’ en 1960 ). Otra de las razones por las que un votante puede llegar a tolerar la corrupción de su partido tiene lugar cuando percibe que hay un peligro mayor que está en juego (de ahí que el PP esté centrando su discurso en el “miedo a Podemos” y ninguneando al PSOE).

Por otro lado, el partido de Rajoy ha optado desde el principio por seguir la estrategia de obviar las imputaciones entre sus filas a la hora de construir su relato; como si Bárcenas, Granados y compañía no fuesen con ellos. Esta estrategia, basada en señalar “conspiraciones”, “cazas de brujas” o “manzanas podridas”, nos puede parecer cínica, pero ha resultado ser útil. Lo cierto es que el elector hubiese castigado más al PP si éste hubiese reconocido el problema de corrupción en la médula del partido. Negar la evidencia y señalar a otros, en este caso, supone una estrategia positiva para el partido de Rajoy, puesto que sus electores y militantes suelen estar más dispuestos a aceptar sus explicaciones y buscar el enemigo en el exterior. Esto mismo dicho en palabras de Henri Tajfel vendría a decir que cuando nos sentimos identificados con un grupo tendemos a minimizar lo malo de los nuestros y maximizar lo negativo de los demás, o lo que es lo mismo: “ver la paja en el ojo ajeno, antes que la viga en el nuestro”.

CONCLUSIONES

  • La ruptura del sistema de partidos ha sido más perjudicial para el PSOE que para el PP. Lo curioso de esto es que la brecha se ha producido estando los populares en el gobierno. ¿A qué se debe? A que la falta de reacción del PSOE ha sido más castigada pos su militantes que las políticas de austeridad del PP por los suyos.
  • El Partido Popular es muy fuerte en el mundo rural y esto supone una ventaja competitiva respecto a El bipartidismo en el mundo rural sigue estando consolidado y eso garantiza la supervivencia de los viejos partidos a corto plazo.
  • La corrupción le ha hecho daño al PP, pero no ha logrado acabar con su sólida estructura. Esto se debe a una inteligente estrategia focalizada en la banalización de los casos de corrupción cerrando filas y no permitiendo la crítica pública dentro de su propia formación.
  • Por último, la formación de Rajoy se ha beneficiado de que Iglesias se haya centrado estas semanas en controlar el espacio electoral de la izquierda y fagocitar al PSOE. Tras el 20-D la oposición al presidente del gobierno no fue capaz de evitar la repetición de elecciones y eso le ha permitido a Rajoy tomar un respiro. El más que posible sorpasso de Iglesias a Sánchez hace que el PP movilice a sus bases ante la posibilidad de que una coalición izquierdista llegue al poder. Cuando la campaña se polariza, se tiende a movilizar al electorado más radical y a que aumente la abstención del votante centrista.

Veremos qué ocurre el próximo domingo, pero todo parece indicar que Mariano Rajoy saldrá airoso de estos segundos comicios tras cuatro años de recortes, políticas impopulares, una comunicación institucional a través del plasma y una ristra de casos de corrupción en las altas esferas.


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