Negar a estas alturas la existencia de una correlación directa entre el consumo excesivo de azúcar y enfermedades como la obesidad, la diabetes, las enfermedades coronarias, las caries, las enfermedades cardiovasculares, etc. es absurdo. En la literatura científica encontramos innumerables ejemplos acerca de los efectos negativos del abuso de la ingesta de azúcar sobre estas patologías.
Por ello, no nos puede extrañar que en marzo de este mismo año la OMS hiciera público un nuevo informe en el que no solamente se vuelve a recomendar que el consumo de azúcares añadidos debe representar menos del 10% de la ingesta calórica total diaria, sino que se indica que si dicha ingesta se reduce a menos del 5% se obtendrán beneficios adicionales. Para que se hagan una idea, un 5% de la ingesta calórica total equivale a unos 25 gramos de azúcar añadido al día para un adulto con un índice de masa corporal normal.
Uno de los grandes problemas asociados a la ingesta de azúcar es que muchas personas no conocen que este ingrediente se encuentra a altísimas concentraciones en alimentos que consumen diariamente en grandes cantidades. Cereales de desayuno, bollería o zumos preparados son algunos de los ejemplos de productos ricos en azúcar. Pero si de entre todos los alimentos con alta concentración de azúcar tuviésemos que elegir dos representantes, esos serían, sin duda, los refrescos (Coca-Cola, Fanta, Pepsi, etc.) y las bebidas energéticas. Precisamente el informe de la OMS también afirma que los niños con los niveles más altos de consumo de bebidas azucaradas tienen más probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad que aquellos con un bajo nivel de consumo de este tipo de bebidas.
Pues bien, el pasado sábado, aprovechando que mi hija estaba viendo por trigesimoquinta vez la película Frozen, fui al supermercado para preparar la tradicional barbacoa con la que inauguramos el verano en casa. De pronto, observé a un grupo de chavales que no pasaban de los 13 años arremolinarse alrededor de una enorme caja. De la misma sacaban botes de medio litro de una bebida y los echaban a un carrito. Cuando se fueron me acerqué a comprobar qué se estaban llevando. Mi cara fue un poema.
Los chavales estaban comprando botes de 500 mL de la bebida energética Burn. En la siguiente fotografía, escalofriante como pocas, pueden comprobar la dichosa caja con la oferta que ofrece el supermercado. Por solamente 75 céntimos cada chaval se podía llevar un bote. Amplíen en la imagen el etiquetado nutricional de la lata. ¿Quieren saber ustedes la cantidad de azúcar que hay en cada unidad de Burn? Casi 75 gramos ... el triple del azúcar añadido recomendado para todo el día y el equivalente a 15 sobres de azúcar de 5 gramos.
Estimados lectores, las cuentas están claras. 75 céntimos por 75 gramos de azúcar. Un céntimo por gramo...ese el precio de la obesidad, es decir, de su vida.
Fuente:
C. Marco