La instantánea que ilustra la entrada de hoy, muestra la imagen del general Queipo de Llano al frente de una cofradía sevillana en la postguerra inmediata. El título de la entrada es el que el diario “Público” colocó sobre la fotografía.
Entiendo la necesidad que tiene el progresismo militante, de resucitar al antiguo dictador a cada paso; que Franco lleve cuarenta y dos años muerto, parece carecer de toda relevancia, especialmente si sigue presente, como indica el medio, el la Semana Santa sevillana.
Más allá de creencias, costumbres, fe o tradición, la Semana Santa en numerosas ciudades españolas, es un espectáculo único e irrepetible, que atrael decenas de miles de turistas y de curiosos. Que la religión despierte la curiosidad, incluso entre agnósticos, ateos o creyentes de otras confesiones es tan frecuente como razonable, y resulta absolutamente normal encontrar turistas en la catedral de Burgos, la Mezquita de Córdoba, el Taj Mahal o admirando los Budas tailandeses. Por otro lado, España estuvo sometida a una dictadura militar entre 1.939 y 1.975, con lo que la presencia del ejército en eventos sociales no debería sorprender a nadie y menos a los pseudoprogresistas que -como fue el caso del PSOE- apoyó primero el régimen del general Primo de Rivera y después guardó un silencio conveniente -y tal vez connivente- durante buena parte del régimen franquista.
En definitiva, desde este medio queremos ilustrar a los articulistas de “Público” que Franco lleva cuarenta y dos años fallecido, que su régimen -afortunadamente- es historia y que debe existir escasez de recursos y de noticias para precisar la resurección del dictador cada dos por tres, para calificar la Semana Santa o tildar de franquista a quien manifieste disidencia con el pensamiento políticamente correcto encarnado en la línea editorial del diario.