Revista Opinión

El President Frente Al Espejo

Publicado el 27 noviembre 2012 por Borjagarciaz
Aquel día se levantó temprano como de costumbre. Estaba ante uno de los días más importantes de su vida. Había echado un órdago muy fuerte al gobierno y sobre todo a sus electores, un órdago y una promesa que únicamente podría cumplir si ganaba las elecciones con mayoría absoluta.


Había aprovechado para basar su campaña política en la idea de una Cataluña independiente de España, una Cataluña convertida en nación. Sabía que esta vez si lo podría conseguir debido al enfado y descontento de la gente con la situación actual económica del país. Estaba convencido, aunque las encuestas no le daban ganador con mayoría absoluta, pero él mejor que nadie conocía que las encuestas fallaban y tenían alteraciones de última hora, sobre todo en el voto "indeciso".


Su sueño podía dar un salto enorme de conseguir la mayoría absoluta, ya que no le bastaba con ganar, cosa que daba prácticamente por confirmada, sino que necesitaba arrasar con una mayoría suficiente para demostrar al Estado que la población catalana confiaba en él y tenían sus mismas ideas.


Salió de casa y fue derecho al colegio electoral. Todo el mundo por la calle le saludaba, le decían una y otra vez que iban a ganar y que iban a dar un golpe de autoridad y demostrar que el sentimiento independentista de Cataluña estaba más fuerte que nunca. Conforme llegaba al colegio sus pulsaciones aumentaban, sabía que las cámaras de televisión estarían esperando en la puerta y dentro para inmortalizar el momento del voto, el momento en que él daría un gran paso para cambiar la historia de Cataluña.


El resto de partidos se habían movido bien pero ninguno había apostado tan firme y claramente todas sus cartas a la idea del referéndum por la independencia. Por eso pensaba que era imposible no lograr la mayoría absoluta, esos 68 escaños que le permitirían gobernar sin necesidad de pactos.


La tarde iba avanzando, los primeros resultados le daban como ganador pero alejado de la soñada mayoría absoluta. La gente de su partido iba aumentando sus nervios cuando tras un alto porcentaje de votos escrutado comprobaban que no solo no llegarían a la mayoría absoluta sino que estaban perdiendo votos y escaños con respecto a las últimas elecciones.


El día había terminado muy mal. Situado frente al espejo reflexionaba y pensaba que había echo mal. Había ganado en todas las provincias pero el número de escaños había disminuido a 50 de los 62 conseguidos en las pasadas elecciones. Su sueño había finalizado, al menos en la forma que él tenía pensado. Su único consuelo era saber que la idea de una Cataluña independiente seguía en pie gracias a los resultados sorprendentes cosechados por ERC, que había conseguido un número de escaños elevado que unidos a los de su partido podían permitirle preparar el referéndum.


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