El 19 de noviembre de 2002, el casco del petrolero Prestige se partió en dos a 28 millas de la costa de Fisterra después de ser remolcado en un absurdo viaje sin retorno durante seis interminables días. Alrededor de 63.000 toneladas de fuel pesado se vertieron en el océano, originando el mayor desastre medioambiental de la historia de nuestro país.
Los que primero dijeron que el fuel nunca llegaría a nuestras costas, tuvieron que retractarse cuando días después miles de toneladas de galipote cubrieron gran parte de las costa, desde Galicia hasta Bretaña. Y esos mismos, unos meses después, cuando los pescadores y miles de personas procedentes de todos los rincones de España y de Europa limpiaron con sus propias manos gran parte de esa porquería, dijeron que ya no quedaba ni rastro de fuel, que las playas estaban esplendorosas y que todo aquello era un mal recuerdo que afortunadamente ya había pasado y que no tendría consecuencias en el futuro.
Pero todo aquello solo acababa de empezar, los análisis realizados años después a los pescadores que participaron en las campañas de limpieza confirmaron que sufrían importantes daños pulmonares y cromosómicos, daños que también presentaban muchos de los voluntarios.
¿Pero que ocurrió con las importantes poblaciones de aves marinas que sufrieron el vertido? Durante los meses posteriores al accidente, se estimó una mortalidad directa de unos 90.000 alcidos, a los que habría que sumar miles de cormoranes moñudos, gaviotas, págalos y otras muchas aves. La mayoría de ellas eran invernantes, que tenían sus colonias en el norte de Europa y que pasaban el invierno en nuestras costas, pero además, otras especies, como el Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), que en aquel momento tenía en Galicia unas de las mayores colonias a nivel mundial, sufrieron mortalidades catastróficas. Lo que faltaba por conocer es si 10 años después del vertido, los efectos del Prestige seguirían presentes.
Hoy mismo, nos han publicado un artículo en la prestigiosa revista Biology Letters (Barros et al., 2014) en el que se confirma sin lugar a dudas que los supervivientes de la marea negra presentan efectos a largo plazo como consecuencia del vertido. Estos efectos se manifiestan en una reducción del 45% en el éxito reproductor de las cormoranes moñudos procedentes de las colonias petroleadas en comparación con los que se reproducen en las colonias no pretroleadas o ligeramente afectadas por el vertido.
En la figura anterior se puede observar el éxito reproductor (nº pollos crecidos por pareja) de los cormoranes moñudos entre 1994 y 2002 en la zona petroleada (círculos negros) y en la zona no pretroleada (círculos blancos). La zona marcada en gris, a partir de la flecha vertical, marca los años posteriores al vertido.
Tal como se observa en la gráfica, mientras que antes del vertido el éxito reproductor en ambas zonas era similar, siendo las diferencias no significativas estadísticamente, a partir del derrame de fuel se produjo un cambio dramático en las colonias afectadas, que seguía siendo evidente 10 años después. El éxito reproductor medio en las zonas petroleadas antes del vertido era de 1,41 pollos/pareja, mientras que en el periodo posterior a la marea negra se redujo a 0,87 pollos/pareja.
Esta reducción del éxito reproductor no podía ser atribuida ni al clima ni a la presencia de visones americanos en las colonias, ya que tras los pertinentes análisis se confirmó que su efecto no fue estadísticamente significativo en ninguna de los dos casos.
¿A qué puede ser debida esta drástica caída en el éxito reproductor en las zonas petroleadas?
Se ha confirmado que las aves marinas pueden haber sufrido los efectos sub-letales de la exposición al petróleo (Perez et al., 2010) y asimismo, en el caso de los cormoranes moñudos pueden haber sufrido los efectos indirectos de la misma por la reducción de la disponibilidad de presas (Velando et al., 2005).
En estudios anteriores se ha puesto de manifiesto la persistencia de residuos del petróleo en el ecosistema, incluso 9 años después de accidente (Bernabeu et al., 2013) y la exposición crónica de los organismos marinos al mismo. Hay que tener en cuenta que el fuel pesado, como el que transportaba el Prestige, es una mezcla compleja de hidrocarburos aromáticos alifáticos y bencénicos con un peso molecular muy alto, por lo que una vez ingeridos se acumulan en los tejidos pudiendo producir daños irreparables. Estos efectos de la acumulación de tóxicos del fuel sobre el éxito reproductor ya han sido confirmados en otras especies de aves marinas, como los pinguinos africanos (Spheniscus demersus), después de dos grandes mareas negras (Wolfaard et al., 2001)
Los resultados que exponemos en este trabajo confirman sin lugar a dudas que aunque las manchas negras del fuel ya no se vean a simple vista, la larga sombra del Prestige sigue estando presentes en el ecosistema y en los organismos que en él habitan.
NOTA: Pocos meses antes de que se publicara este artículo se conoció la sentencia que debía decidir las responsabilidades del accidente del Prestige. Y como todos ya sabéis, ningún cargo político fue acusado, no hubo responsabilidades, nadie tuvo la culpa de este desastre, sólo uno, el barco, como ya apuntó la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella el 12 de diciembre de 2002.
Referencias- Barros, A., Álvarez D & Velando A (2014) Long-term reproductive impairment in a seabird after the Prestige oil spill. Biology Letters doi:10.1098/rsbl.2013.1041.
- Bernabeu AM, Fernández-Fernández S, Bouchette F, Rey D, Arcos A, Bayona JM, Albaiges J. (2013) Recurrent arrival of oil to Galician coast: the final step of the Prestige deep oil spill. J. Hazard. Mater. 251, 82–90.
- Pérez, C., Munilla, I., López-Alonso, M. & Velando, A. 2010. Sublethal effects on seabirds after the Prestige oil-spill are mirrored in sexual signals. Biology Letters 6, 33-35- Velando A, Munilla I, Leyenda PM. (2005) Short-term indirect effects of the ‘Prestige’ oil spill on European shags: changes in availability of prey. Mar. Ecol. Prog. Ser. 302, 263–274.- Wolfaardt AC, Underhill LG, Crawford RJM, Klages NTW. (2001) Results of the 2001 census of African penguins Spheniscus demersus in South Africa: first measures of the impact of the Treasure oil spill on the breeding population. Trans. R. Soc. South Afr. 56, 45–49.