Cuando el cine sonoro irrumpió con fuerza en el Hollywood de los años 20 fueron muchos los actores y actrices del cine mudo que no consiguieron adaptarse a los nuevos tiempos. Solamente algunos pocos supieron ser tan buenos artistas hablando y aprendiendo largos guiones. Entre ellos, encontramos a Janet Gaynor, una actriz del cine mudo que no sólo se adaptó a la perfección al sonoro sino que lo hizo entrando por la puerta grande y convirtiéndose en la primera mujer en la historia en recibir un Óscar de la Academia. Janet empezó desde abajo pero siempre teniendo claro que su camino debía dirigirse hacia el séptimo arte. Con su trabajo y su talento ante las cámaras conquistó los dorados años del cine.
De la tienda de zapatos a los focos de Hollywood
Laura Augusta Gainor nació el 6 de octubre de 1906 en Filadelfia, Pensilvania. Su infancia la pasó en San Francisco donde sus padres se trasladaron siendo ella una niña. Cuando en 1923 terminó el instituto, Laura decidió marchar a Los Angeles a cumplir su sueño de convertirse en actriz. Los inicios fueron duros pero Laura no se rindió. Aquellos primeros tiempos, la joven sobrevivió trabajando en una zapatería mientras participaba de extra en algunas películas sin recibir ninguna remuneración a cambio.
En 1926 llegaría su primera gran oportunidad al ser elegida como una de las WAMPAS Baby Stars y protagonizar su primera película, Johnstown Flood. Los productores pronto se fijaron en ella y los años siguientes protagonizó varios films, entre ellos los que la conducirían a lo más alto de la meca del cine.
Una actriz de Oscar
En la edición de los Premios Oscar del año 1929 por trabajos como El séptimo cielo, El ángel de la calle y Amanecer, pues en aquellos primeros tiempos de la academia cinematográfica se premiaba por el conjunto de trabajos realizados y no tanto por un papel en concreto.
Ese mismo año, la actriz convertida en Janet Gaynor, se casaba por primera vez con Jesse Lydell Peck, un matrimonio que duraría escasos cuatro años.
Los avances en el mundo del cine pronto dejaron atrás el cine mudo e introdujeron el sonido más allá de la música de fondo. Los actores debieron entonces adaptarse sin descanso a los nuevos tiempos. Ya no valía con gesticular bien, ahora debían tener una buena voz, saber transmitir sentimientos con el tono vocal y aprenderse largos guiones. En aquellos años treinta de transición y revolución en Hollywood, no todos los actores y actrices supieron adaptarse como Janet Gaynor a la nueva situación.
Janet continuó trabajando para la Fox y posteriormente para la Twentieth Century Fox en muchas películas de éxito. En 1937 volvió a ser nominada para los Oscars por Ha nacido una estrella, aunque en esta ocasión no consiguió la preciada estatuilla.

