Estabas en la parada de guaguas, tan desganado, tan viejo, tan solo.
Querías coger una guagua que parecía olvidarse del horario, escuchabas música house, tan paciente y tan callado, tan viejo y solo tienes 20 años, tan cansado y acabas de salir de tu casa, tan presionado y aun no has tenido tu primer trabajo. Pero tan harto de que te exijan noche y día, sin reparar en tus sentimientos, y sin saberlo, los vulneran. Harto de que la única salida que te dan, es la que a ti no te convence. Estás harto de hacer lo que dicen los demás, de mentirte a ti mismo.
La guagua no pasa, mientras todos los que estaban contigo ya se han ido, y te has quedado solo, solo y sin camino, sin ningún motivo para empezar a andar. Hasta que la ves, ella te mira, tu le sonríes. Sabes que aunque no sea buena para ti, te aliviará un buen rato. Sabes que estando con ella, el resto del mundo no existe y que cada día, tendrás más ansias de sentirla en tus venas, pero tu la pruebas, sin buscar ese camino, sin necesitarla. Te sientes tan perdido, tan poca cosa que crees ser el maldito agujero negro que se traga los problemas.
No fuiste capaz de afrontar tus miedos, no buscaste soluciones, solo la llamabas y dejabas que el tiempo pasara en el sillón de atrás de un coche, o en una esquina, o en un descampado. Te daba igual en donde verte con ella.
Hasta que un día te viste al espejo y no te reconociste. Flaco, con canas, sin dientes, con ropa roída,sin nadie a tu alrededor, solo estabas tú y tu desgracia.
¿Donde está mi vida? ¿Donde mi juventud? ¿Donde está mi familia? ¿Donde mi valentía?
Y aunque te costó, te alejaste de ella.