Imagen: Nick J Webb
“Empezar una compañía con una gran idea puede ser una mala idea. Pocas empresas visionarias comenzaron con una gran idea. De hecho, algunas empezaron sin ninguna idea concreta y unas pocas incluso con rotundos fracasos” Jim Collins en “Built to last”
La idea es el punto de partida de muchas iniciativas emprendedoras y ese puede ser el primer paso para el fracaso empresarial. Ya expliqué en el post anterior que debemos fijarnos primero en el propio emprendedor y en lo que quiere lograr y que la idea ha de ser una mera herramienta para alcanzar esos objetivos. Si nos centramos demasiado en la idea y no en los objetivos podemos separarnos del camino del éxito.
La inmensa mayoría de las empresas perdurables se han ido construyendo paulatinamente y no suelen ser fruto de iniciativas geniales. Muchos emprendedores cometen el error de perseguir ideas innovadoras para iniciar un negocio. Sin embargo, la innovación, la imaginación y la inventiva no sólo es necesaria para crear ese producto genial que nos conduce al éxito, sino para saber perpetuar lo conseguido y para saber adaptarse a los cambios e innovaciones que surjan en nuestro mercado.
No es extraño el caso de empresas de éxito que se construyeron en base a unos objetivos, una organización y un entorno favorable de la que luego surgieron las ideas. Muchas de estas empresas no sabían inicialmente a qué se iban a dedicar y otras fueron capaces de sobreponerse a errores iniciales hasta dar con las claves que les llevaron a lograr esos objetivos.
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Muchas veces el hecho de centrarnos en esa idea inicial como motor de nuestra actividad hace que se dejen de lado otros aspectos tanto o más importantes que el propio producto. Otras veces no somos capaces de ver las deficiencias que tiene nuestra idea y no podemos subsanarlas y en otras ocasiones la idea no es tan genial como nosotros creemos y no nos llevará nunca al éxito perseguido.
Basar un negocio en una idea es exponerse demasiado al fracaso, de hecho muchas iniciativas no llegan a ver la luz por estar demasiado enfocadas en una idea aparentemente genial o innovadora y que luego no resulta así.
La idea supuestamente genial puede dar resultados a corto plazo, si nuestro objetivo es otro debemos plantearnos algo más, algo que nos garantice que la empresa perdure.