El nuevo hogar de los Carver, que se han mudado a la costa huyendo de la ciudad y de la guerra, está rodeado de misterio.
Datos técnicosFormato: Tapa blanda / Versión Kindle
ImpresionesNo podía terminar este año sin dedicar, al menos una, reseña a este autor al que admiro y que se ha ido sin dedicarme ninguno de sus libros, cosa que me tenía prometida. Su pérdida es mayúscula por cuanto significaba para el mundo de las letras y para sus allegados. Pero no quiero plantear un drama sino romper una lanza a favor de la lectura de sus libros, la mejor manera de honrar su memoria.
Se me planteaba una duda en relación a cuál de sus obras traer a colación y se me antojaba demasiado fácil tomar prestado sus últimos títulos publicados, o acudir a La sombra del viento para regodearme en la belleza y originalidad de su escritura. En cambio, muy acorde con la melancolía y la niebla que nos envuelven, opté por el primero de los títulos, digamos, gótico, que han sido recientemente recopilados en una trilogía que recomiendo adquirir (yo lo he hecho). Compitiendo con Marina en mi mente, finalmente quise recomendar la lectura de un relato protagonizado por ¿el diablo? Me disculparán si les confieso que no padezco coulrofobia, y la transformación de Mr. Caín en payaso siniestro me encanta. Es como rememorar la aplaudida It de King y no caer en la misma trampa.
Cuando Max y su familia se trasladan a la costa en busca de fortuna mientras huyen de la guerra, su vida cambiará para siempre. Es Irina la que, al ser seducida por un misterioso gato, termina ingresada en un hospital, permitiendo que el protagonista, junto a su hermana Alice, conozcan a Roland. Este les desvelará el mayor de los secretos de aquel accidente geográfico en el que se alza el faro que su abuelo Víctor construyó con sus propias manos. Entre tinieblas y la luz que de tal lucero emana, el Orpheus, un navío naufragado se convertirá en el objeto de curiosidad de los tres jóvenes, quienes intentarán profundizar en sus secretos so riesgo de perder o perderse en el camino.
Zafón promete no jugar al ensayo literario con sus lectores y confiesa guardar en el cajón numerosos relatos que iría destetando con cautela y mimo. Parece que es este uno de ellos. El estilo del autor se deja ver aun cuando su evolución dotaría a su escritura de personalidad propia. Pero es ese eterno flirteo con el cuento lo que me seduce y me incita a tomar de la mano al Príncipe de la Niebla (bien pudiese ser de la tiniebla) para alimentar las ansias del lector en tan señaladas fechas. Al mismo tiempo, rindo homenaje a Carlos, que desde allí donde se encuentre (entre nubes o niebla), estará disfrutando de un merecido descanso revisando lo que un servidor pueda decir de él. Por ello, prometo volver a reseñar una de sus obras antes de que se enfade conmigo.
Si quieres hacerte con este ejemplar lo puedes hacer desde el siguiente enlace: El Príncipe de la Niebla