Revista En Masculino

El privilegio de ser padre (y II)

Por Mbbp

EL PRIVILEGIO DE SER PADRE (y II)

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Aún recuerdo a mi hija de bebita -hoy ya con 13 años- cuando me tomaba la mano para serenarse antes de dormir, mientras yo le susurraba algunas palabras para relajarla! O cómo sus grandes y bellos ojos me observaban sin perder detalle, ante cada minúsculo movimiento o gesto! O cómo sonreía ante una sorpresa o una mueca, sin asustarse! O cómo pasaba de la excitación de cualquier niño, a la serenidad del sueño! O cómo pasaba de la risa a la tristeza en un plis-plas, sin intermedio alguno!

Y eso a un padre le enseña, le instruye ante lo nuevo y lo desconocido, ante lo inesperado o lo fortuíto! Y mientras un padre intenta educar a su hijo a ser adulto y responsable en este mundo, su hijo le enseña a su vez a ser de nuevo un niño y a recuperar un tanto de locura y de magia! Mientras el padre enseña a su hijo a hablar y a leer, el hijo le enseña a callar y a vivir la vida, sin leer!

La lástima que este mundo loco, inhumano e insano no permite a los padres disfrutar de su derecho a serlo! El hombre debe trabajar, sustentar e imponer su autoridad paterna a su hijo, cueste lo que cueste!

-Si no te portas bien, se lo diré a papá- grita una madre desesperada en una situación que se le escapa de las manos…

Y así es como el padre se convierte en ese monstruo temido por los niños! Y si a eso añadimos esa cierta incapacidad -educacional, claro está- de muchos hombres de gestionar, expresar y compartir sus emociones, el hijo acabará teniendo miedo reverencial hacia su padre justiciero y autoritario. ¿No te recuerda acaso a ese rol autoritario, inflexible y justiciero adjudicado por la iglesia a nuestro Padre por excelencia, es decir Dios? No en vano la autoridad viene de la mano del padre, así como la sensibilidad y la emotividad vienen de la mano de la madre! Y, aunque en honor a la verdad ambos roles -masculino y femenino- son necesarios y complementarios en el normal desarrollo psíquico, emocional y físico de cualquier niño, al padre no se le permite expresar su emoción ante su hijo y, por tanto, compartir lo mejor de sí mismo con él!

Ser padre, además de ser un privilegio, es un derecho que todos los hombres-padres deberían reclamar para sí mismos… como cualquier hijo debería reclamar el derecho inapelable a tener y disfrutar de un padre! Un padre no debería ser un mero espectador de la vida de su hijo, ni un pasivo invitado de piedra de la maternidad de una mujer! Ser padre es la oportunidad de crecer, enseñando a crecer; de amar, enseñando a amar… a un hijo!

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