por Paco Guillén
Sobra destacar aquí el papel crítico de la estrategia empresarial en momentos como los actuales. Sin embargo son muchas las investigaciones y los expertos que confirman la incapacidad de las estrategias establecidas por las empresas para conseguir lo que se proponen. Esto en parte puede justificarse por la dificultad de formular una estrategia adecuada. Sin duda así es cuando se siguen unas metodologías poco apropiadas para los tiempos en los que nos movemos. De ahí la razón de mantener activo este blog.
Pero hoy quiero hacer una referencia a la ejecución de la estrategia. En mi experiencia es habitual observar que cuando llega el momento de su implantación, incluso para las estrategias más sólidamente formuladas, las actividades comunes del día a día parecen más urgentes y desplazan y relegan a las estratégicas.
Si tienes responsabilidades estratégicas en tu empresa u organización, e independientemente de tu posición, es seguro que debería tenerlas, quizás te interese saber que las barreras para una adecuada implantación de la estrategia no proceden de la complejidad y volatilidad del entorno sino del interior de la propia empresa:
- La ambición de la propia estrategia. Ocurre cuando se centra la atención en exceso en la definición de la misma y se descuida la comunicación y la adquisición de las competencias para ejecutarla.
- El perfeccionismo en los procesos y en el diseño de la organización. Se pierde el norte y se desvían los esfuerzos del trabajo de implantación de la estrategia.
- Creer que sólo la tecnología basta. Es el error de pesar que la tecnología tiene poder suficiente por sí misma para generar el cambio necesario. Se olvida que su eficacia proviene de actuar como una herramienta eficaz en manos de las personas adecuadamente preparadas.
- La falta de confianza de los propios directivos. Reconocen con realismo las dificultades para implantar las acciones estratégicas necesarias en sus organizaciones.
- Los malos hábitos de la organización: su propia inercia o la resistencia al cambio, la incapacidad para tomar nuevas iniciativas, lentitud en la toma de decisiones, el peso del corto plazo, y la escasa disposición a asumir responsabilidades.
Es posible identificar unos rasgos comunes en los directivos capaces de destacar por su rapidez y eficacia en la ejecución de la estrategia:
- Claridad: Son capaces de describir y comunicar claramente la situación y señalar sin dudas el camino a seguir.
- Unidad: Son capaces de aunar los esfuerzos de todos los implicados para avanzar conjuntamente en la dirección señalada.
- Agilidad: Transmiten la flexibilidad necesaria para adaptarse a los cambios, manteniendo el foco en los objetivos estratégicos.
Estas son unas cualidades genéricas que te podrían servir de orientación. Se habrán de apoyar en herramientas que trataremos en otra ocasión. Hoy pretendía tan sólo llamar la atención de la responsabilidad del directivo en la ejecución de la estrategia.
Autor Paco Guillén- http://www.blandi.org/fguillen/2012/ejecucion-de-la-estrategia/
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