Revista Opinión

El problema de la militancia. En los partidos, en el PSOE

Publicado el 05 octubre 2016 por Manuhermon @manuhermon
La implosión del PSOE ha sacado a la luz muchos problemas que tenían atascados dentro del partido, sin duda uno de ellos es la relación de la militancia en los partidos actuales. Se trataría de encontrar respuestas apreguntas tales como: ¿quienes deciden en las organizaciones, de quien son los partidos, quienes deben elegir representantes, a quienes se deben éstos? En el pasado antifranquista y durante la transición, los partidos eran de los militantes, a ellos les correspondía elegir y ser elegidos, determinar su línea política y decidir los órganos de gobierno interno, eran aquellos militantes sometidos a disciplina interna quienes asumían responsabilidades, estaba motivado entre otras cuestiones por la necesaria clandestinidad en la que había que desarrollar la política. En la democracia es distinto. Hoy los partidos son organizaciones que tienen entre otras misiones conquistar parcelas de poder, ganar elecciones que les permita gobernar. Los partidos hoy, están cambiando su relación con la militancia, entendida como aquellos individuos comprometidos permanente y establemente con la organización y sometidos a su disciplina, pero en los partidos caben otras relaciones más flexibles con los afiliados, y con los simpatizantes que puedan ampliar el número de votantes. Un partido actual sin votantes es poquísima cosa, los militantes pierden influencia relativa, por sí solos no conquistarán el gobierno, necesitarán la confianza el apoyo y los votos de la ciudadanía, que no tiene por qué someterse a disciplina partidaria pero sí querrá influir en el partido.
La militancia de antaño ha perdido importancia relativa respecto a otros ciudadanos, electores, que son los que pueden aupar al partido a parcelas de poder, ganando elecciones. Para lograrlo son necesarios los militantes, pero no será suficiente, necesitan otros niveles de apoyo, afiliados, colaboradores, simpatizantes y votantes; para ganar elecciones  necesitan ciudadanos a su alrededor que presten muchas y diversas colaboraciones sin que necesariamente estén sometidos a la disciplina partidaria, necesita difusores de ideas insertos en todos los grupos sociales, niveles y clases, en todos los territorios y ciudades, entre todos los grupos de edad… Ignacio Urquizu en ‘La travesía del PSOE’. ‘’…en las ciudades de más de 50.000 habitantes el Partido Socialista viene siendo, como mucho, la tercera fuerza política en las dos últimas elecciones generalesentre aquellos que declaran tener estudios superiores, el PSOE cae a la cuarta posiciónnunca el Partido Socialista había tenido tan pocos apoyos entre la gente con estudios universitariosen las clases medias y en las clases medias-altas se sitúa en tercera o cuarta posición. ’’
En los partidos actuales tienen enorme importancia la permeabilidad en las formas organizativas que faciliten la deliberación, que permitan influir en la discusión de cuestiones estratégicas, marcar objetivos de largo plazo, definir la senda táctica en torno a la cual realizar movimientos de medio plazo, ¿qué, cómo y cuándo aplicar la táctica concreta ante los problemas inmediatos? como tomar decisiones del tipo de votar no o abstenerse; o la de elegir Secretario General. La forma de elección directa entre las bases del representante máximo, candidato a presidente de gobierno, choca con que sea posible la revocación realizada por unos cuantos barones detentadores de parcelas de poder, elegidos por el aparato sin apenas participación de la militancia. La lucha que hemos visto estos días en el comité Federal del PSOE forma parte de uno de los problemas básicos de este partido, al menos desde la etapa de Zapatero en la que éste tomó decisiones que comprometieron a todo el partido, a su militancia, afiliados, simpatizantes y votantes. Los electores tomaron conciencia de que fueron manipulados y gritaron ‘¡No nos representan!’. Habían votado para que sus representantes hicieran una determinada política y sintieron que los elegidos no les hicieron caso, tomaban decisiones en dirección contraria. Y nadie en el PSOE explicó nada, ni entonces, ni luego. Ninguna explicación a escala nacional, ni en las autonomías, tampoco en los municipios, ni por el Comité Federal, ni por los barones, ni por la militancia, nadie cuestionó a Zapatero. Nadie le obligó a dimitir en 2010, cuando hubiera sido la medida lógica, dimisión y convocatoria de elecciones. Resistió hasta finales de 2011 y perdieron 4.3 millones de votos.
En primer plano la cuestión de la propiedad del partido, de la relación de la ciudadanía con las formas organizativas que mejor permitan llevar a cabo decisiones que afectan a la colectividad, que sean más adecuadas para difundir políticas e ideas de la organización, así como la forma de elegir representantes y el papel de los representados; la sociedad actual da un vuelco a la antigua relación de militancia partidaria, no puede ser tan disciplinada, ni permanente como antaño, ni tan estable en todas las cuestiones partidarias, el activismo actual pretende influir en la deliberación y en las decisiones por ellos elegidas, sin cortapisas, sin someterse a disciplina interna, los nuevos militantes pretenden iterar con la organización cuando ellos decidan, quieren tener la puerta abierta a influir pero sin la obligación de hacerlo, el derecho a votar no la obligación. Actualmente las redes sociales fomentan y facilitan este tipo de relación más líquida, la gente vive un compromiso más ligero que el de socialistas y comunistas de antaño con el que se quiere decidir.


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