La socialdemocracia ha dado un nuevo paso atrás en uno de sus feudos tradicionales: Suecia. Esto ha hecho que la prensa reflexione sobre el retroceso de la socialdemocracia europea desde el 2000. Y digo la prensa, porque no ha despertado el debate interno que debería en el seno de la socialdemocracia. Pero supongo que la falta de crítica interna es lo que une a todos los partidos de occidente, los políticos están tan acostumbrados a criticar a la oposición que creen que abrir un debate interno supondrá una autodestrucción. Y tal vez sea la autodestrucción de algunos políticos pero beneficiaría al partido, a las ideas y a los votantes que es para lo que se supone existen los partidos.Una organización responsable lo primero que haría ante el retroceso en Suecia sería convocar una internacional socialdemócrata de urgencia para abordar los problemas, crear un plan y fijar objetivos a conseguir. Pero no, muchos se lamen las heridas pensando que el Partido Socialdemócrata de Suecia, el otrora poderoso partido de Olof Palme, sigue siendo el partido más votado en Suecia y que solo ha ganado la aritmética parlamentaria...basura. Lo primero que los partidos socialdemócratas deberían hacer es identificar el problema. No resulta muy útil para un partido que pierde las elecciones echarle la culpa al electorado y a la falta de interés, ya que los votantes de los vencedores si han mostrado interés en darle su apoyo. Tampoco resulta útil pensar que tus ideas son caducas porque la única solución sería disolver el partido y dedicarse a otra cosa y eso resultaría desastroso para el común de los políticos que no sabe hacer nada más...por cierto los comunistas deberían empezar a pensar en esta opción. Así que, ¿Cuál es el problema de la socialdemocracia? Pues sino es el electorado, pueden ser los políticos o las ideas. Claro, un político nunca piensa que ÉL es el problema por lo que hay que cambiar las ideas y aquí es donde, según mi opinión, terminan de hundir más al partido. Identificando las ideas de la socialdemocracia vemos que sus principales pilares son: la redistribución equitativa de la riqueza a través de un sistema impositivo más justo basado en impuestos directos que tasan lo que uno tienen y no en indirectos que tasan lo que uno necesita. Un sistema público, bien equipado e igualitario de Sanidad, Educación y pensiones. Una serie de servicios que la empresa privada no ofrece por ser deficitario tales como el servicio postal universal o el cuidado de ancianos en zonas empobrecidas y un larguísimo etc. ¿Son estas ideas caducas? en mi opinión no lo son, tampoco en opinión de muchos europeos que han declarado que las señas de identidad de la sociedad europea son los modelos públicos de sanidad y educación. No olvidemos que hasta la derecha británica ganó las elecciones diciendo que no iba a tocar el sistema nacional de salud o que Sarkozy en Francia ha puesto en marcha un plan para invertir 3000 millones de euros en la universidad pública en los próximos diez años para colocarla a la altura de la élite. Recordemos que los trabajadores se oponen al más mínimo recorte en sus derechos sociales y que hace poco han paralizado Francia ante el anuncio del aumento de la edad de jubilación. Por tanto, sino podemos culpar al electorado, y las ideas de la socialdemocracia gozan de aceptación hay que mirar a los políticos y a los partidos. Solo los políticos y los partidos socialdemócratas son los culpables de su debacle electoral. Pero los políticos no lo ven así, no pueden porque se quedarían sin trabajo y buscan la responsabilidad en las ideas. Los políticos de los partidos socialdemócratas europeos intentan reinventar sus ideas de cara al electorado creando programas absurdos que basan ideas de otros partidos ¿progresistas? tales como los ecologistas y los anti para hacerse con electorado que nunca les votará (como los antisistema, los verdes, los antitaurinos, antitabaco, anti anti), descuidando a su electorado tradicional, creando desafección y haciendo que se queden en casa el día de las elecciones porque ya no reconocen sus ideas en el partido socialdemócrata de turno. Para ello presentan a los políticos más cosméticos que encuentran pensando que la gauche se va a echar a la calle a votarles en masa. Políticos sin ninguna trayectoria vital, más huecos que una cerbatana y que solo han medrado dentro de un partido a la deriva. Son las Bibianas Aidos del mundo, las Leires Pajines de los aparatos las que reinventan las ideas de la socialdemocracia yendo a África a hacerse fotos con palestinas o tras una pancarta que solo sale en la página 20 de los diarios. Pero los partidos no se dan cuenta que las Bibianas y Leires están dejando huérfanos a millones de votantes en Europa. A votantes que le importa que la escuela de su hijo tenga buen nivel y no sea conflictiva, que su hospital esté bien dotado, que la universidad garantice un buen nivel a la hora de integrarse en el mercado laboral y que lucha porque no se abuse de ese aparato social. La derecha, mucho más pragmática que esta divine gauche ha sabido captar el voto de las clases medias. En Suecia por ejemplo se ha valido de la inutilidad de la candidata socialdemócrata que no ha sabido defender las excelencias de su sistema y ha recogido los réditos electorales de un sistema que favorece los aprovechados. La Socialdemocracia debe velar porque el sistema no se sature y se vicie con malos hábitos, pero como esa vigilancia no es de color de rosa y puede resultar impopular pues prefieren desatender el buque insignia de su identidad para tomar otras causas que poco importan a su electorado y correr hacia la debacle electoral. Pero claro, es mucho más fácil perder elecciones y echar la culpa al electorado o intentar reinventar ideas que mirar lo que se ha hecho mal. La socialdemocracia no está muerta. Es más cuando llega un líder pragmático que sabe lo que no debe descuidar arrasa. Tenemos el ejemplo de Tony Blair, de Felipe González, de Olof Palme, de Helmut Schmidt, de Françoise Mitterrand, de Jacques Delors y un largo etcétera que saben que la socialdemocracia es cuidar de los servicios sociales de tu país lo mejor posible porque el pueblo lo merece y no hacerse una foto con las causas más peregrinas que el día de las elecciones importa un carajo, una foto que a los socialdemócratas nos sale muy, muy cara.