por Maria Torrijos
A todos nos suena este dicho y todos seríamos capaces de terminar la frase, si quieres las cosas bien hechas hazlas tú mismo. Muchas veces recurrimos a esta expresión en nuestro ámbito personal para decirle de una forma graciosa a un amigo, déjalo que ya lo hago yo porque te está quedando o lo estás haciendo fatal. Sin embargo, nunca se nos ocurriría decírselo a uno de nuestros colaboradores, aunque muchas veces, y aunque nos cueste reconocerlo, a todos se nos ha pasado por la cabeza.
Una de las problemáticas a las que se enfrenta un líder o gestor de equipos es delegar. ¿Sabemos diferenciar qué actividades tenemos que delegar y cuáles no? ¿Somos conscientes de a qué persona del equipo estamos delegando cada tarea y porqué?
Es necesario, que antes de delegar una tarea o de decidir que esa tarea debemos hacerla nosotros, reflexionar sobre los siguientes aspectos:
¿Cuáles son todas las actividades y tareas que hay pendientes por hacer?
Antes de encomendar a nadie cualquier actividad, piensa primero cuáles son todas las tareas y actividades pendientes, no vaya a ser que le encargues una actividad que no sea prioritaria y dejes en el tintero otras más importantes.
¿Quién es la persona más apropiada para hacerlo?
Una vez recopiladas todas las actividades y priorizadas, piensa qué es necesario para realizarlas, para ello reflexiona desde las capacidades requeridas hasta el nivel de jerárquico y de decisión apropiado para hacerlo.
¿Quién es la persona que debería hacerlo?
Aunque en ocasiones consideres que existe otra persona más apropiada para hacer una actividad, porque está más capacitada, tardaría menos en hacerla y casi no la tendrías que supervisar, porque ya lo ha hecho en otras ocasiones. A veces, es necesario que otra persona dentro del equipo aprenda hacerla aunque al principio tarde más o requiera más supervisión y seguimiento por tu parte.
Pídele a la persona que está más habituado a hacer esa actividad que supervise y apoye el trabajo de esa otra persona. De esta forma tu equipo será más polivalente y fomentarás el desarrollo profesional de tu equipo.
¿Qué actividades o tareas me divierten o me gusta realizar?
Una vez que hayas pensado en qué actividades y tareas tendrías que hacer tú y cuáles debería hacer cada persona de tu equipo. Piensa en aquellas actividades que te gusta realizar y aunque otra persona de tu equipo esté capacitada para hacerlas, en ocasiones resérvatelas para ti. Delegar debe aumentar tu satisfacción el trabajo y no ser un castigo por el cual dejas de hacer todo aquello que te gusta.
Cuando delegas debes pensar en motivar a tu equipo, pero no olvides que tú eres parte del equipo y también debes motivarte.
Si no seguimos los pasos anteriores corremos el riesgo de dejar cosas sin hacer, hacerlas o rehacerlas varias veces o encomendárselas a la primera persona del equipo con la que nos crucemos aunque esa persona no sea la apropiada para realizar esa tarea.
En definitiva, delegar es una competencia clave para ser líder o gestor de personas. Como hemos visto para delegar es necesario planificar muy bien las tareas y actividades y conocer al máximo a cada persona de nuestros equipos.
Reflexionemos sobre nuestra gestión: ¿Delegamos lo suficiente o en exceso? ¿Lo utilizamos como herramienta para desarrollar profesionalmente a las personas de nuestro equipo o simplemente para repartir todo aquello que no queremos hacer?
¿Estamos preparados para delegar?
Autora Maria Torrijos
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