Imagen vía Bichoterapéutica
Por lo general, una diferencia de 5 años en plena madurez, apenas se nota. Sin embargo, unos meses en plena niñez, pueden marcar y hacer daño a un niño el resto de su vida académica y personal.Sobre todo, si sufre una educación que no tiene en cuenta esta circunstancia de ninguna manera, si lejos de ser personalizada más allá de las palabras, no tiene en cuenta todas las circunstancias y características de sus alumnos: madurativas, sociales, psicológicas y personales de cada alumno.
Muchos de los fracasos en los estudios venideros y en cualquiera de los planos, viene influenciado por estas circunstancias en momentos como el aprendizaje de la lectura. Tratar y medir (que manía) por igual a niños de entre 6 y 7 años que se encuentran en el mismo curso escolar y que se llevan hasta casi un año de diferencia, puede ser fatal en el futuro de los niños que han nacido unos meses más tarde o que simplemente, producto de sus características personales, tarda un poco más en estar maduro para éste u otro aprendizaje.
De igual manera, sucede en la adolescencia, ya marcada por muchas frustraciones anteriores y por la diferencia que supone un nivel de madurez que no permite a diferentes alumnos acceder a procesos mentales que necesiten de una mayor capacidad de abstracción.
En mi pequeña experiencia de diez años con alumnos de un programa de mejora de la convivencia, siempre he dado importancia a la lectura como placer y como recuperadora de personas. Mi mayor dificultad para lograr que alumnos con serias dificultades accediesen a leer en voz alta, era que superasen sus frustraciones anteriores. Cuando lograba crear un clima de respeto hacia los compañeros, todo se hacía mucho más fácil y los progresos eran más evidentes. Nunca era obligado participar en la lectura, ni las líneas a leer. Al final, poco a poco se iban incorporando todos al grupo y todos veían reconocidos sus progresos por el resto de compañeros, lo que les proporcionaba el mejor de los refuerzos y confianza para seguir adelante y, poder disfrutar por primera vez en muchos casos, de una lectura que les atraía y gustaba.
Recuerdo la anécdota, de esas que llevo en mi mochila, de un alumno que nos llegó avanzado ya un curso, procedente de un centro de menores. Al margen de lo que nos costó integrarlo en el grupo y recomponer los equilibrios, lo que mejor recuerdo fue el día en que leyó un cuento completo. Levantó la cabeza y me dijo asombrado que era la primera vez que leía algo y se había enterado de lo que había leído. Que tenía que darle el título de ese libro y decirle dónde podía comprarlo cuando tuviese el primer permiso para poder salir un fin de semana. No encontró el libro, pero yo se lo regalé con placer. A la vuelta, me decía que en su centro hasta "el Tato"(nombre figurado) se lo había leído, junto a todos sus monitores y que querían saber cómo era posible que él se hubiera leído ese libro.
Ya lo decían Daniel Pennac, en su gran obra ‘Como una novela’ o Jorge Luis Borges: "El verbo amar no tolera el modo imperativo".
Profundizando en la influencia de la fecha de nacimiento en la manera de desenvolverse de un alumno en clase, nos encontramos con el ejemplo más claro de una vergonzosa inflación diagnóstica que estamos comenzando a padecer, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
“La forma más fácil de predecir que un niño va a padecer TDAH es su cumpleaños. Si eres el niño más pequeño de tu clase, tienes el doble de posibilidades de padecerlo que si eres el más mayor. Estamos transformando la inmadurez en enfermedad, y en vez de tratarla en clase, estamos gastando millones de dólares en medicamentos”.El autor de estas afirmación no es un indocumentado, es nada más y nada menos que el psiquiatra Allen Frances, @AllenFrancesMD, Director del DSM IV.
"El hecho de que el efecto del mes de nacimiento es básicamente lineal (como ocurre en España) implica que aún retrasando el inicio de la escolarización, siempre habría niños más jóvenes que obtendrían peores resultados que los mayores de sus clases. De esta forma, evaluaciones que se realizan en el mismo momento para todos los niños de la clase tendrán efectos perversos. Por tanto, una política que podría resolver el efecto del mes de nacimiento es flexibilizar los exámenes. Por ejemplo, normalizando sus resultados por edades de tal forma que cada estudiante sea comparado con los de su edad. Este método garantizaría que los alumnos fueran evaluados en base a sus habilidades reales, más que en base a la lotería de haber nacido en uno u otro mes. Esto es relativamente importante en los exámenes del tipo reválida, cuyos resultados determinan quién puede continuar y por qué tipo de itinerario".En realidad, más que en estandarizados exámenes, se resolvería personalizando de una vez la enseñanza y alejando de la evaluación cualquier aspecto punitivo, convirtiéndola en un proceso formativo y de crecimiento personal.
Si a todo lo anterior, unimos que la educación es un serio peligro para la salud (entendida tal y como lo hacemos en estos momentos) resulta fácil condenar a un niño desde su más tierna infancia, por ser eso, un niño.
Niños de escasos años y adolescentes pasan entre 25 y 28 horas semanales sentados en una silla. Hasta 30 en el sangrante caso de los profesores de Educación Física que dedican buena parte de sus escasas e insuficientes dos horas a impartir contenidos teóricos mientras sus alumnos permanecen sentados en una silla o una grada.
Recientemente, tenemos que añadir el uso, mal uso y abuso de la tecnología agrava este hecho. La tecnología, bien utilizada, con trasfondo pedagógico y teniendo en cuenta estas circunstancias, podría ayudarnos a romper estas tendencias, a dinamizar y movilizar las clases. Pero la realidad, nos demuestra a diario que no suele ser así.
Por tanto, no podemos condenar a los niños por ser lo que son, ni por nacer unos meses antes y no tenerlo en cuenta.
Este curso se introduce en canarias una asignatura de Educación Emocional. No creo en su introducción como otro simple compartimento estanco, cuando debería de ser todo en vez de parte, Al menos, espero que sirva para que los profesores nos formemos en Educación Emocional y seamos capaces de facilitar a los alumnos su propio conocimiento y de sus emociones.