«Lo he dicho en varias ocasiones: considero que Sherlock Holmes y Watson son, con Don Quijote y con los tres (cuatro) mosqueteros, los personajes más grandes, fascinantes y originales de la literatura universal». [Arturo Pérez-Reverte]
Su verdadero nombre es Ormond Basil, pero todos lo conocen como Hopalong Basil, y él es el inesperado protagonista que Arturo Pérez-Reverte ha creado para El problema final. El escritor, mediante un hábil recurso literario, recupera la figura del mítico detective del 221B de Baker Street a través de un antiguo actor de éxito que alcanzó fama mundial encarnando a este personaje en la gran pantalla. Un evidente guiño, por parte del novelista, a Basil Rathbone, el reconocido intérprete que entre los años 1939 y 1946 fue en numerosas ocasiones Sherlock Holmes en el cine y contribuyó de manera definitiva a difundir su apariencia y los característicos atributos que lo definen: la pipa, la lupa y el sombrero.
Con sesenta y cinco años, un metro ochenta y siete de estatura, el vientre todavía plano, el rostro anguloso y una inclinación natural hacia los paradigmas de la elegancia, Hopalong Basil, gran aficionado a los libros de misterio, se encuentra por primera vez con una circunstancia insólita: un crimen real. Una situación que le pone en una tesitura imprevista y le conduce a afrontar la disyuntiva más importante de toda su trayectoria: mantenerse al margen del caso o ceder a la tentación y ser, por primera vez de manera real, el legendario detective al que tantas veces encarnó en el celuloide.
Hopalong Basil, que en el pasado se ha codeado con las grandes estrellas del Hollywood clásico y que arrastra una turbia relación con el alcohol desde los revueltos tiempos en los que era una celebridad, se ve involucrado en un enigmático asesinato para el que no parece existir una resolución plausible o racional. Una coyuntura que le obliga a adoptar el espíritu del auténtico Sherlock Holmes y a poner en práctica todo lo que aprendió de él y de su método deductivo a lo largo de tantas películas. Esta situación desconocida y arriesgada le aboca, de manera formidable, pero también irremediable, a reflexionar sobre las herramientas de la lógica, los mecanismos y engranajes que usa la literatura policiaca
y, sobre todo, a entrar en un peligroso duelo donde se confunden y entremezclan la realidad y la ficción, y en el que, a pesar de lo que dictan las apariencias, nadie es lo que parece ser. A partir de ese instante cualquiera podría ser Moriarty.
Arturo Pérez-Reverte ubica la trama de El problema final en Utakos, una reducida isla de apenas un kilómetro cuadrado desde la que se vislumbra la costa de Albania y que todavía conserva los restos de un fuerte veneciano y, en lo alto de una colina arbolada, los vestigios de un antiguo templo griego. Un paraíso con playas de arena y plácidos caminos que recorrer. Una tierra salpicada de olivares, pinos, cedros, cipreses y buganvillas, que el autor de El club Dumas convierte en una acertada metáfora del cuarto cerrado, «el crimen clásico de los clásicos», el enigma por excelencia que consagraron los grandes novelistas del género detectivesco.
El problema final propone una sucesión de situaciones misteriosas en escenarios que responden a estas características y que presentan una extrema complejidad. Esto es un desafío para la mirada analítica del protagonista, Hopalong Basil, y pone a prueba la agudeza de los lectores. Con enorme habilidad, Arturo Pérez-Reverte transforma este idílico lugar ubicado en el Mediterráneo en un claustrofóbico proscenio donde opera una mente criminal calculadora que conoce cuáles son las reglas y normas que se aplican a este juego. Y las maneja con virtuosismo letal.
El novelista reivindica a través de la trama de este libro el antiguo gusto por «resolver la identidad del criminal y el método usado para asesinar» que proponía la novela-problema, sobre todo cuando discurría «en un lugar cerrado que hacía el crimen en apariencia imposible» y suponía «un desafío a la razón y a las leyes físicas». Un tipo de trama que cultivaron con enorme éxito autores como Agatha Christie, Arthur Conan Doyle, Jacques Futrelle, Edgar Allan Poe o Gaston Leroux, entre otros, y que en el pasado cautivó a millones de lectores en todo el mundo.
Con El problema final, Arturo Pérez-Reverte sostiene que «el héroe victoriano de Baker Street sigue siendo válido y posible» y por eso mismo merece la pena regresar una vez más a esa época, no tan distante, donde un asesinato era el punto de partida de una ingeniosa partida de ajedrez entre el autor y el lector, en la que los investigadores preferían utilizar el razonamiento en lugar de empuñar el revólver y la fuerza de los detectives dependía de la fineza de una inteligencia cultivada.
Junio de 1960. Un temporal deja aislados a los nueve huéspedes alojados en el pequeño hotel local de la isla de Utakos, frente a Corfú. Lo que debería ser una apacible espera se convierte en un insospechado reto detectivesco cuando en el pabellón de la playa aparece ahorcada Edith Mander, una discreta turista inglesa. Todos los indicios apuntan a un suicidio, pero Hopalong Basil, un actor británico en decadencia que se hizo célebre por encarnar al personaje de Sherlock Holmes en el cine, sospecha que detrás de esa muerte hay un inteligente y meditado acto criminal. Alentado por la intuición, y aplicando los métodos que aprendió del legendario personaje de Arthur Conan Doyle, inicia una investigación para desentrañar la verdad. En un lugar donde nadie puede entrar y del que no es posible salir, todos se convertirán en sospechosos en esta trama que evoca el clásico enigma de la habitación cerrada.
El problema final supone un acercamiento a los límites que separan la realidad y la ficción, un tema que goza de una clara actualidad. Hasta qué punto se confunden y cuál es el límite en el que las personas son capaces de discernir dónde comienza una y termina la otra. Por algo, el protagonista recuerda un viejo dicho que le mencionaba John Wayne:
«Un buen actor se pasa la vida siendo alguien que no es,
pero que el público cree que es».
Lee y disfruta de un fragmento de la novela.
El autor:
Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante veintiún años y cubrió dieciocho conflictos armados para los diarios y la televisión. Con más de veinte millones de lectores en el mundo, traducido a cuarenta idiomas, muchas de sus obras han sido llevadas al cine y la televisión. Hoy comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación. Es miembro de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores de Marina de Francia.
El libro:
El problema final ha sido publicado por la Editorial Alfaguara en su Colección Hispánica. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 328 páginas.
Como complemento pongo un vídeo titulado Arturo Pérez Reverte presenta su nueva novela, ‘El problema final’ con Carlos Alsina. Verlo hasta el final porque es magnífico.
Para saber más:
https://www.perezreverte.com/