► Imprimir
Por: Luis Fuenmayor Toro
Pertenezco a la nación venezolana, la que nació hace medio siglo, como consecuencia...
de la conquista de estas tierras por colonizadores españoles, quienes derrotaron y desplazaron a los pobladores indígenas encontrados e importaron esclavos africanos como fuerza de trabajo fundamental de la sociedad que construirían. Nación que tuvo al español como lenguaje, con el cual habla, escribe, lee y piensa, así como le fue transferido también el cristianismo y una serie de elementos culturales, que necesariamente se han combinado con los componentes existentes de las culturas originarias y de aquellas otras que se trajeron o que durante siglos han venido por su propia voluntad. Soy venezolano y estoy orgulloso de serlo, por lo que entiendo los hechos ocurridos en el pasado que llevaron a nuestra existencia actual, pues obedecieron a circunstancias, necesidades y determinantes diferentes de los hoy existentes, pero totalmente reales e imposibles de prevenir.
Muchos de nuestros sociólogos y antropólogos, además de ciertos historiadores, tienen la tendencia errada a tratar de analizar los hechos ocurridos hace varios siglos como si estuvieran ocurriendo en la actualidad, lo que significa aplicarles a los mismos las reglas y contenidos éticos y morales actuales, olvidando que aquellos actores procedían según otras leyes, un ordenamiento social y político muy distinto, otros valores éticos y morales y en condiciones completamente disímiles. Es usual, incluso, que tengan apreciaciones antagónicas entre las masacres de indígenas cometidas por los españoles y las ocasionadas por pueblos indígenas en sus luchas por someter a otras naciones, también indígenas. Así, condenan al conquistador Hernán Cortés por su guerra contra los aztecas, pero olvidan la conducta sanguinaria de éstos en la esclavización de otros pueblos indígenas menos desarrollados.
Como nacional venezolano, independientemente de que no sea un estudioso ni una autoridad académica en la materia, ni haya participado en las discusiones sobre la situación de las etnias indígenas radicadas en Venezuela, me siento con derecho a opinar, al igual que el resto de mis compatriotas, en relación con una materia que puede, de alguna manera, afectar a la nación venezolana. Dicho de otra forma, el problema de las etnias, sus aspiraciones, sus derechos, en tanto pueden afectar o colidir con los derechos de los venezolanos, no es un problema sólo de las etnias o de los expertos o de respeto de los derechos humanos del sector aborigen, sino un problema de todos los venezolanos, en cuya solución debe haber una participación masiva de la población.
La demarcación de los territorios a ser afectados y entregados a las etnias existentes, sobretodo de aquéllos situados en regiones fronterizas con estados vecinos, debe ser un procedimiento en donde exista el consenso entre las naciones indígenas y la nación venezolana, sin que en ningún momento esta última pueda verse afectada en su soberanía o en su seguridad nacional. Recordemos, además, que la seguridad de los pueblos indígenas en nuestro país depende en primer lugar del Estado venezolano. Se hace urgente la entrega inmediata de los títulos de propiedad de dichos territorios a las comunidades indígenas, al igual que las bienhechurías que en los mismos se encontraren, los cuales serán utilizados en el asentamiento definitivo y seguro de estos pueblos, el desarrollo de las actividades de producción de los bienes materiales necesarios para su vida y la instalación de todos aquellos servicios y actividades sociales que redunden en su beneficio propio.
El apoyo del Estado para llevar salud, educación, servicios vitales, asesoramiento y financiamiento para la producción de bienes materiales, así como la garantía del respeto estricto del ambiente, todo ello como forma de superar el estancamiento y el atraso de estas comunidades, sin que esto signifique la renuncia a sus tradiciones culturales, ni el desprecio o subestimación de una forma de vida compatible con el grado de desarrollo alcanzado. Sobre el problema de la vigencia de la jurisdicción indígena en los territorios afectados, debería efectuarse un gran debate nacional, más allá de los integrantes de las naciones indígenas y de los profesionales que hasta ahora se han ocupado del asunto. Independientemente de tratarse, en principio, de comunidades ancestrales, la existencia de la nación venezolana no puede estar en entredicho, como no lo está su territorio y el ejercicio de su soberanía sobre el mismo.
Fuente: elpueblosoberano.net