Revista Opinión

El Procés i els “Castellans”

Publicado el 03 julio 2019 por Msnoferini

El Procés, la DUI, la creación de esa soñada e idílica república catalana, la aplicación del artículo 155 de la Constitución, los políticos presos o los presos políticos, los exiliados o huidos de la justicia, la judicialización y criminalización de los responsables de todo ello, las previsibles condenas, los posibles indultos, y tantas otras cosas de esta historia aparentemente interminable que seguirá llenando páginas y horas en los informativos por los siglos de los siglos.

Lo cierto es que aunque este catalán el tema del Procés le preocupa, no es menos cierto que también me cansa. Pues aun estando muy indignado por cómo se han desarrollado los acontecimientos, en un tema que no debería haber abandonado nunca la vía política y de la negociación sin entrar nunca en la judicial -de haber tenido un gobierno estatal responsable-, me cansa y hasta me asquea, pues entiendo que esta gran crisis territorial ha tapado algo aún más grave, una tremenda crisis social. Pero no es menos cierto que también hay quienes sólo se han centrado en la crisis social olvidando o no dando la importancia que se merece a la preocupante crisis territorial que tenemos, cuyas consecuencias son las que son. Sin olvidar a un último grupo que lo ha querido tapar todo con su bandera y su rancia idea sacrosanta de patria.

El denominado “Procés” se ha convertido en el centro de la política catalana y en una excusa recurrente para que desde el Govern de la Generalitat, amparándose en la excepcionalidad del momento, llevar a una parálisis casi total del Parlament y de ciertas políticas más que necesarias. Pues que nadie olvide que en Catalunya hay pobres, grandes necesidades y que nuestros servicios públicos han sufrido una paulatina degradación que en algunos casos los han llevado a la cola del estado respecto a su calidad, como podría ser el ejemplo de ello la sanidad y los tiempos medios de espera para ser atendido por sus profesionales.

Sin tapujo alguno digo que a una parte del “procesismo” le ha venido muy bien la judicialización y el intervencionismo de la maquinaria del estado para usarlo como justificación o cortina de humo de su inmovilismo, su incompetencia y/o sus políticas privatizadoras, y un claro ejemplo lo tendríamos en lo que se ha bautizado como “ley Aragonés”, algo así como una declaración de intenciones y un protocolo a la privatización de servicios públicos. Y es por ello que no me canso de repetir que con ciertos mimbres mal cesto vamos a construir o poca esperanza tengo en la creación de ese hipotético estado social que algunos prometían.

Pero la vida de este “Procés” o el camino emprendido por parte de los catalanes no se me augura excesivamente exitoso, y no tanto por la actuación del estado, la maquinaria judicial o el reconocimiento o apoyos internacionales sino porque veo probable que todo el Procés acabe desinflándose por sí solo ante el cansancio y las inexactas promesas realizadas por algunos, o incluso por la implosión del mismo ante ciertos hechos y actitudes.

Parte del éxito o de la gran respuesta ciudadana en apoyo de los dos referéndums de autodeterminación que tuvimos en Catalunya, el del 9-N (2014) y el que supuestamente iba a tener un carácter vinculante del 1-O (2017), fue como consecuencia directa a la respuesta del propio estado español, por su incapacidad, su nula voluntad negociadora, el cierto desprecio con que el gobierno del Partido Popular mostró hacia Catalunya y que quedó de nuevo demostrado con el desmesurado uso de la fuerza del 1-O, impropio de un país democrático. Y gracias a ello el Procés y el independentismo catalán consiguió por primera vez la adhesión de una parte de la población catalana que por sus ideales y orígenes en otras épocas no hubieran dado apoyo a esa buscada independencia o incluso ni hubieran participado o apoyado esos dos referendums de autodeterminación. Por primera vez el independentismo dejó de ser nacionalista y patrimonio de los catalanoparlantes para ser algo más transversal.

Pero el tiempo ha ido transcurriendo y con el paso del mismo parece que se han recuperado ciertas fobias pasadas de ese sector elitista y algo provinciano del nacionalismo hacia “los castellanos” y la posibilidad de que estos pongan en riesgo sus ideales de país y su, NUESTRA, amada lengua catalana. El nacionalismo catalán se está haciendo suyo el Procés y está cayendo en ciertos tics del pasado que podrían llevar a la desafección de llamados de manera peyorativa “castellans” a ese ideal de país cerrado y monolingüe.

Como ejemplo de esto último que he expuesto sólo hay que ver o leer ciertas críticas que se pueden leer en algunas redes a ciertas personas como el diputado de ERC Gabriel Rufián -quien seguro que ha hecho mucho más por el Procés y esa deseada por muchos independencia de Catalunya que la suma de la mayor parte de dirigentes convergents habidos hasta la fecha-, el cual por el hecho de ser un “xarnego castellano parlant” ha recibido no pocos palos inmerecidos. Y con este ejemplo y el de no pocas intervenciones en algunos medios catalanes uno puede darse cuenta que esa visión anacrónica de esa catalanidad excluyente, que bebe de ese primer nacionalismo nacido de la mano del romanticismo catalán o “renaixença” en un siglo XIX, cuando la revolución industrial trajo a un buen número de inmigrantes del estado a Catalunya, sigue estando hoy más presente que nunca y podría pasarle factura al Procés, y más si lo sumamos al cansancio que puede provocar una interminable dilatación del mismo en el tiempo y el no poder vislumbrar una solución o futuro del gusto del nacionalismo catalán. Y todo ello sin olvidar aquello de que el poder y el dinero no entinde de nacionalidades ni tiene patria.

MSNoferini

El Procés i els “Castellans”

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