El proceso de humanización, es un tanto complicado de explicar; para ello, usaré la siguiente escena para describirlo y tratar de dejarlo lo más claro posible.
Están dos personas paradas en aceras opuestas y en medio una enorme avenida, súper traficada, la cuál pareciera imposible transitar. No hay puente peatonal, los carros pasan muy rápido; como en el mundo de las ideas construida, un pensamiento vuela tan rápido que antes de darme cuenta que está ahí, él ya estaba.
Entonces, en medio de ese tráfico, diviso a lo lejos una persona, que me llama la atención, pero entre tanto carro, no logro ver como es. A medida que el tránsito vehicular se vuelve menos denso (mundo de las ideas, “etiquetas” que solemos usar para diferenciar personas y objeto, o en el peor de los casos, para discriminar), voy viendo a ese otro ser, distingo su color de piel, posiblemente su sexo; por medio de la ropa y su estilo de ser por como viste, calza y se para en la acera.
Al ver el conjunto (persona) y me es agradable, trato de pasarme la calle, con temor, claro, la congestión automovilística es espantosa (abrumadora). Luego de un tiempo, logro estar a la par, le/la veo, me ve y a través de su mirada consigo verme a mí mismo/a en la esencia más pura y humana. Al lograr esto, he alcanzado el proceso de humanización y eso, me permite, entre muchas cosas:
- Escuchar sin juzgar.
- Aceptar sin criticar.
- Amar sin censurar.
- Respetar al otro/a, tocando su vida e historias con cariño.
- Perdonar si sentirme superior, sino más bien en igualdad de condiciones.
- De Conciliar, desde una postura colaborativa.
- De hacer todo esto doy y posiblemente reciba lo mismo si el/la otro/a ha logrado quitarse su propia afluencia de ideas y cruzado “al otro lado de la acera.”
- Etc.
Te comparto el siguiente vídeo, que me gustó mucho y que puede ser una herramienta más clara (por ser audio visual) de lo que es el proceso de humanización: https://www.youtube.com/watch?v=TG0wqcct2B4
¿Porqué es importante hablar de él?
Porque estoy convencido que solo cuando me encuentro en la mirada del otro/a, libre de etiquetas, libre de compromisos y de esa gran carga socialmente construida con la que nos escudamos frente al mundo, podemos crear relaciones humanas más sanas, placenteras y constructivas para el bien propio y de la misma humanidad.