
Porque el alumno no nació siendo así. Lo es durante un tiempo y a horas determinadas, el resto es persona. Igual le ocurre al profesor del que dice que aprendería mucho si cuando adopta el papel de alumno se metiera realmente en esa piel.

Habla también de lo positivo que es la empatía tanto de alumno a profesor como viceversa, de las formas de impartir una clase que pueden convertirse en un martirio o en una experiencia a recordar. Y no podía dejar pasar un libro así el polémico Plan Bolonia que está llamado a revolucionar la vida universitaria desde sus cimientos del que opina que saldrán dos tipos de centros universitarios: aquellos en los que sea grato aprender y otros que cambiarán para que no cambie nada.