Barry Barnes
Resumen
Con este escrito se inicia una serie de tres artículos que tratan sobre el Programa Fuerte de la sociología. Es este un movimiento sociológico que estudia la influencia social en el desarrollo de la ciencia y que, a pesar de haber provocado una gran controversia, no es muy conocido fuera de los interesados en la filosofía de la ciencia, en la historiografía de la ciencia y en la sociología del conocimiento.
El primer artículo, el que tienes querido lector en tus manos, trata de explicar los fundamentos teóricos del Programa Fuerte. Para entender las críticas que han levantado las ideas del Programa Fuerte, es necesario profundizar más allá de los fundamentos, a eso he dedicado el segundo de los artículos. Y, por último, el tercero está dirigido a entender las críticas al Programa Fuerte realizadas por destacados filósofos de la ciencia y se destaca la dificultad de encontrar un punto de encuentro entre ambas perspectivas: la filosófica y la de la sociología del conocimiento.
Abstract
This paper begins a series of three articles dealing with the Strong Program in sociology. This is a sociological movement that studies the social influence on the development of science and that, despite having provoked great controversy, is not well known outside those interested in the philosophy of science, in the historiography of science and in the sociology of knowledge.
The first article, the one you hold dear reader in your hands, tries to explain the theoretical foundations of the Strong Program. To understand the criticisms that have raised the ideas of the Strong Program, it is necessary to go beyond the fundamentals, to which I have devoted the second article. And finally, the third is aimed at understanding the criticisms of the Strong Program made by leading philosophers of science and highlights the difficulty of finding a meeting point between the two perspectives: the philosophical and the sociology of knowledge.
Índice
- Introducción con tintes biográficos
- El Programa Fuerte de la sociología
- Los cuatro postulados del Programa Fuerte
- Conclusión
- Continuará…
Introducción con tintes biográficos
Empezar hablando de uno mismo es algo pretencioso a la par que poco ortodoxo, pero he llegado a una edad en la que se espera de los demás cierta condescendencia. En las puertas de la ancianidad uno espera el perdón de sus pecados y, por otra parte, no se me ocurre ninguna otra manera de comenzar este escrito.
De joven estudié ingeniería informática y, aunque los ingenieros somos la retaguardia de la ciencia –en el sentido de que nosotros usamos lo que los científicos hallan antes, a veces, mucho antes- mi comprensión de la ciencia era dogmática, como algo – quizás el único aspecto de la humanidad -que era independiente de toda desviación emocional, irracional, ideológica y, por tanto, algo que carecía de cualquier influencia social.
Pasados los años ya alcanzada la madurez y, por una necesidad en aquellos tiempos inconsciente de abrazar las humanidades, estudié sociología y esto me abrió los ojos ante esa formalidad indiscutible de la ciencia.
La sociología clásica estudia la ciencia desde un punto de vista institucionalista, centrándose en el estudio de los factores sociales que influyen en la producción del conocimiento científico, tales como las influencias políticas, económicas y culturales. Esto ya fue un primer paso en un cambio personal de opinión, la ciencia ya no era un concepto tan puro como reflejaba mi ideal de juventud.
Emmanuel Lizcano (1), profesor de Sociología del Conocimiento de la UNED, continuó dinamitando este ideal personal con su análisis socio-metafórico (Lizcano, 2009). Partiendo del análisis de la metáfora que realiza Nietzscheen su libro “Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral” (Nietzsche, 1990), el método socio-metafórico se basa en dos hipótesis, por un lado, que todos los conceptos científicos son metafóricos, y lo son en varios sentidos: nacen como metáforas, como tales son rebatidos y defendidos y como metáforas se reelaboran y refinan para resultar coherentes, como metáforas circulan de unas disciplinas a otras y, al final, como metáforas sufren el olvido cuando el uso continuado de la misma la convierte en un concepto puro sin rastro de la metáfora que le dio vida. Por otro lado, toda metáfora es social. Depende de la cultura y del momento histórico de la sociedad en la que nace.
Como ejemplo de la potencia desmitificadora de este método, baste citar uno del profesor Lizcano, “extraer la raíz cuadrada”. Este concepto tiene que ver con que el descubrimiento de esta operación algebraica fue realizado por una civilización agraria. Para las personas que vivían en la antigua Grecia, en el Medievo y en el Renacimiento, arraigados a la tierra, era natural percibir un cuadrado como algo asociado al suelo, del cual se extraen los alimentos vegetales. Para estas gentes la expresión “raíz del cuadrado” tenía un sentido casi literal que se hizo más metafórico cuando, a partir de la edad contemporánea, la gente empezó a irse del campo a la ciudad (ver “La agitada vida social de la metáfora” en este mismo blog).
El tercer paso en mi proceso de secularización de mi ideal científico de juventud lo representó el Programa Fuerte de la Sociología. El Programa Fuerte es un puñetazo encima de la mesa por parte de un grupo de sociólogos – que se agrupó en la Universidad de Edimburgo como David Bloor, Barry Barnes, Harry Collins y Trevor Pinch, entre otros - con la intención teórica de que la sociología puede ser una ciencia empírica rigurosa y objetiva, similar a la física o la biología. Esta perspectiva se contrapone a la visión más tradicional de la sociología como una disciplina que se enfoca en la interpretación subjetiva de la realidad social y cultural.
A partir de la consideración de que la sociología es una ciencia como lo son las llamadas ciencias duras, ¿por qué no hacer sociología de la ciencia yendo más allá del institucionalismo? Esto dio lugar a uno de los principales enfoques de la sociología de la ciencia: el análisis de la construcción social del conocimiento científico.
Esto implica el estudio, entre otros temas, de cómo las comunidades científicas llegan a acuerdos sobre lo que se considera como conocimiento científico válido, de cómo se resuelven las controversias entre los científicos o de las relaciones entre la ciencia y el poder, en las que el programa fuerte ve una influencia esencial de los procesos sociales y culturales.
Pero el programa fuerte ha ido más allá, ha puesto sobre la mesa un debate necesario sobre los fundamentos mismos de la ciencia, con una discusión que entra de lleno en principios que afectan a la historiografía de la ciencia, a la filosofía de la ciencia y a cómo se habían hecho las cosas hasta ese momento en la sociología del conocimiento.
Llegados a este punto, no voy a decir que abjuré de mi fe en la ciencia, pero sí que la veía de una forma diferente, creo que más real y, desde luego, lejos de mi ideal juvenil de perfección. Y lo mismo que me pasó a mí, les ha pasado a otros muchos, parece el Programa Fuerte ha puesto el dedo en más de una llaga, lo que explicaría la gran polémica que aún en nuestros días – las principales contribuciones se realizaron en la década de 1970 – sigue retumbando.
Abundaron las críticas relacionadas con un exceso de reduccionismo sociológico, radicalidad, ausencia de una teoría de la verdad que pudiera afirmar la falsedad o verdad de las teorías científicas, falta de atención a las prácticas experimentales, entre otras.
Y ya llegamos al objetivo de esta serie de artículos, el primero de los cuales tienes en tus manos. El objetivo es analizar lo que dice el Programa Fuerte, examinar las principales críticas que se han realizado contra esta corriente de pensamiento e intentar encontrar el punto de equilibrio entre lo que dicen los detractores y los promotores, con la intención – aparte de dar a conocer esta línea de pensamiento sociológico - de encontrar cierto sosiego personal.
El Programa Fuerte de la sociología
Como ya se ha indicado, el Programa Fuerte se propone el estudio sociológico del conocimiento científico y para ello no admite la limitación autoimpuesta por la sociología clásica de circunscribirse al estudio institucionalista de lo científico, sino que se amplía el objeto de estudio a las mismísimas teorías científicas. Y esta característica involucra directamente a la filosofía de la ciencia.
En sociología, la ciencia se incluye en un campo de aplicación más grande, se suele colocar dentro de la sociología del conocimiento. De hecho, lo voy a decir como curiosidad, yo no tuve ninguna asignatura de sociología de la ciencia, pero sí tuve sociología del conocimiento, dentro de la cual, se estudiaba a la ciencia como un conocimiento humano más.
Sobre Programa Fuerte hay que hacer dos consideraciones iniciales para ver desde dónde parte su argumentario. En primer lugar, las ciencias naturales son consideradas como un caso particular – con sus especificidades – del conjunto de creencias humanas sobre cómo es el mundo. Al bajar de su pedestal a la ciencia como algo intocable, no entra en la validez de la misma, sino que se desentiende programáticamente de su justificación para adquirir más independencia en su estudio.
En segundo lugar, y en parte como consecuencia de lo dicho en el párrafo anterior, el Programa Fuerte usa el término conocimiento en el sentido de creencia aceptada y no necesariamente en el sentido de creencia correcta.
Barnes (2), uno de los autores principales de esta corriente, señala que existe todo un abanico de creencias en conflicto entre las que se consideran verdaderas, sensatas y racionales y las que se consideran erróneas. Esta manera de entender las creencias para Barnes es un error que no deja realizar un estudio adecuado del conocimiento humano (Barnes citado por Molina, 1999).
La idea de la ciencia como modelo de sistema creencias verdaderas, según Barnes, ha tenido una considerable importancia en el trabajo académico y una de sus consecuencias más importantes ha sido la concepción del conocimiento científico como una acumulación progresiva de hechos.
Frente a esta concepción de la ciencia, el Programa Fuerte propone que el conocimiento general – y el científico en particular – tiene un carácter teórico, Barnes ve en precisamente en ese carácter lo que hace posible una explicación sociológica de todas las creencias, científicas o no.
En opinión del profesor Angel Manuel Molina (3), en este argumento pueden distinguirse dos aspectos: en el primero se ataca la idea del inductivismo ingenuo y en el segundo se proyecta una relación entre lo teórico y lo social (Molina, 1999)
El inductivismo ingenuo es una posición filosófica que sostiene que el conocimiento científico se deriva exclusivamente de la observación empírica y la generalización de los hechos observados, sin tomar en cuenta el papel de las teorías, la creatividad y la imaginación en la ciencia.
Barnes expresa claramente que la mayor parte de las creencias – incluidas las científicas – no son el resultado de generalizaciones de nuestra experiencia sino de teorías anteriores que mediatizan la opinión. De hecho, sugiere que no es posible tratar la verdad o, como él dice literalmente, “las inducciones naturalmente razonables” como puntos de partida válidos, sino que el punto de partida debe ser un conjunto inicial de teorías en las que extraer la causación social que subyace en ellas (Barnes citado por Molina, 1999).
Uno podría pensar que, aunque el empirismo sea insuficiente y la ciencia sea fundamentalmente teórica, siempre nos quedan los datos, aquellos hechos que nos permitirían evaluar las teorías. Pero Barnes apunta que no es posible porque no existe un lenguaje observacional independiente, porque no hay un lenguaje natural de observación para describir la experiencia, que cualquier intento en este sentido incorpora alguna posición teórica o mediatización cultural como la metáfora o la analogía. De esta manera la cultura establecida en general - y la subcultura científica en particular - influyen poderosamente en la formación de las creencias científicas.
De todo lo anterior se puede deducir que el Programa Fuerte entiende que la ciencia es parte de la cultura. Y llegados al punto de reconocer a la ciencia como una subcultura, la primera pregunta que surge es si las ciencias naturales como formas de cultura presentan características definitorias que permitan desligarlas de otras formas de cultura.
La respuesta que encuentran los autores de este enfoque es que la ciencia presenta rasgos diferenciales significativos. En la ciencia académica, en palabras de Barnes, se pueden roles científicos muy definidos, formas lingüísticas típicas para iniciados, ámbitos específicos de actividad y artefactos característicos.
En este contexto, no cabe hablar de un método científico universal, ni como método de producción de tesis ni como medio de constatación de dichas tesis. Es la clase científica, es decir una convención social, la que define lo que es ciencia o no a partir de un conjunto de relaciones y estructuras sociales como los roles de los científicos, grupos y subgrupos, disciplinas, procedimientos y pautas de comunicación, entre otras.
Para Barnes el mecanismo básico para la elaboración de las teorías es la metáfora. Son metáforas creadas para comprender fenómenos nuevos, sorprendentes o fuera de lo normal. Y el trabajo de los científicos es precisar, ampliar y defender mediante las herramientas definidas por las estructuras sociales creadas por la clase científica.
Con este pensamiento está claro que Barnes se encuentra mucho más cerca de Thomas Khun (4) que de Karl Popper(5). Popper mantenía que para distinguir una teoría científica de otra que no lo es debía ser falsable, es decir, debería ser posible someterla a pruebas o experimentos que pudieran demostrarla o refutarla.
De esta manera la ciencia popperiana avanza a través de un proceso de falsación. Una teoría científica se formula como una explicación provisional de un fenómeno o conjunto de fenómenos observados. Sin embargo, una teoría científica nunca puede ser aprobada definitivamente como verdadera, ya que siempre existe la posibilidad de que nuevos datos o experimentos futuros la contradigan (Tezanos, 1998).
Barnes, alineándose con Khun, no cree que la ciencia avance a través de la refutación de teorías preexistentes, sino que falsar las teorías no es algo que ocurra frecuentemente en el mundo de la ciencia. El hecho de que se puedan encontrar ejemplos de refutaciones en la historia de la ciencia lo que muestra es que es una herramienta más pero no la única.
Aquí el Programa Fuerte se separa de Khun. Para Khun la ciencia se desarrolla en períodos de "ciencia normal" y "revoluciones científicas". Durante la ciencia normal, los científicos trabajan dentro de un paradigma establecido, que incluye un conjunto de teorías, métodos y supuestos compartidos. Durante este período, los científicos se centran en resolver problemas dentro de los límites del paradigma y no buscan necesariamente falsar las teorías existentes.
Sin embargo, cuando surgen anomalías o problemas irresolubles dentro del paradigma, puede ocurrir una revolución científica. Durante estas revoluciones, los científicos pueden adoptar un nuevo paradigma que reemplace al anterior. En este proceso, las teorías científicas no se abandonan simplemente por falsabilidad, sino que se reemplazan por otras teorías que ofrecen una mejor explicación de los fenómenos observados (Tezanos, 1998).
El Programa Fuerte, congruente con su visión cultural de la ciencia, considera el cambio científico como un caso particular del cambio cultural. De esta manera, las herramientas sociológicas desarrolladas para el estudio del cambio cultural pueden usarse para el estudio de los cambios en la ciencia.
Podríamos definir el cambio cultural como la transformación de la cultura y de las instituciones sociales, de las pautas sociales, al fin y al cabo, a lo largo del tiempo. Y hay pautas culturales que son relativamente estáticas, entre las cuales el Programa Fuerte sitúa a la ciencia, y otras muy dinámicas, como la moda en el vestir o el lenguaje, pero todas están sujetas a cambio (Sekulik, 2007).
La transmisión cultural sería el mecanismo para la evolución cultural. Barnes usa esta herramienta para describir el mantenimiento y la evolución de las creencias científicas en el cual el factor explicativo esencial es el proceso de socialización de los científicos.
Para Barnes ese proceso de formación del espíritu científico es dogmático y autoritario.Dice literalmente:
“Para producir esta uniformidad en el estilo cognitivo y procedimental, el entrenamiento científico en la universidad es generalmente dogmático y autoritario. Se desalienta la crítica y la discusión de los puntos de vista dominantes” (Barnes, 1985).
Los cuatro postulados del Programa Fuerte
Pero ¿cuál es el procedimiento que el Programa Fuerte propone para el estudio del conocimiento científico? Aquí hemos de recurrir a otro de los autores principales del Programa Fuerte: David Bloor (6))
Bloor establece como Barnes que la sociología del conocimiento puede investigar y explicar la ciencia no solo como institución social, sino que puede navegar a través del mismo contenido y naturaleza del conocimiento científico y que no hay mejor manera de hacerlo que utilizar el método científico. Una especie de mirada recursiva de la ciencia a la propia ciencia (Molina, 1999).
Para ello hay que tratar al conocimiento, incluido el conocimiento científico, como un fenómeno natural. La mirada del sociólogo será por tanto necesariamente diferente de la del filósofo, en lugar de definirlo como creencia verdadera, el conocimiento será cualquier cosa que las personas convengan en definirlo como conocimiento que coincidirá con aquellas creencias que los individuos mantienen con confianza y mediante las cuales rigen sus vidas.
Si tomamos toda la historia en su conjunto, las ideas de los seres humanos sobre el modo en que funciona el mundo han variado mucho. Bloor dice que estas variaciones constituyen el punto de partida para la sociología del conocimiento, pero al mismo tiempo constituyen su principal problema.
Por lo tanto, para el estudio de la creación y mantenimiento del conocimiento hay que establecer leyes causales y aplicarse tanto a las creencias verdaderas como a las falsas con el fin de satisfacer el principio de máxima generalidad.
Bloor propone cuatro postulados acerca de la aplicación del Programa Fuerte. En primer lugar, el Programa Fuerte será causal, es decir, ocupado con las condiciones que producen creencias o estados de conocimiento.
El segundo postulado nos dice que será imparcial con respecto a la falsedad o la verdad, la racionalidad o irracionalidad, el éxito o el fracaso de las creencias.
En tercer lugar, será simétrico en su estilo de explicación. los mismos tipos de causas explicarán las creencias verdaderas y falsas.
Por, último, será reflexivo, sus patrones de explicación serán también aplicables también a la sociología.
Conclusión
Como conclusión podemos decir que este enfoque desafía las nociones arraigadas sobre la objetividad y la neutralidad de la ciencia, invitando a una comprensión más profunda y matizada de cómo se forma y se difunde el conocimiento científico.
A pesar de las controversias y críticas que ha suscitado, el Programa Fuerte ha dejado una huella duradera en la sociología de la ciencia, cuestionando la distinción entre hechos y valores y destacando la importancia de abordar la ciencia desde una perspectiva contextual y socialmente informada.
En última instancia, este enfoque nos recuerda que la ciencia es un producto de la sociedad y, como tal, debe ser examinada desde una variedad de perspectivas para una comprensión más completa y enriquecedora.
Continuará…
Por ahora, para no hacer muy extenso este escrito, vamos a terminar. Todavía no hemos visto las críticas que se han hecho al Programa Fuerte y, para entender esas críticas, hay que profundizar previamente en algunas características de este enfoque sociológico, lo que haremos en el próximo artículo.
Sociólogo
Notas
- Emmánuel Lizcano Fernández es licenciado en Matemáticas, doctor en Filosofía y profesor titular de Sociología del Conocimiento en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Mi trayectoria de investigación y publicaciones se ha centrado en las relaciones entre el imaginario moderno y el tradicional, en particular, en los vínculos y conflictos entre saberes y prácticas locales, tradicionales, y el conocimiento científico o experto. Fruto de ello son los estudios y publicaciones sobre las relaciones entre las matemáticas académicas y las muy variadas formas de matemáticas indígenas o etnomatemáticas, los imaginarios utópicos a lo largo de la historia, o los conflictos actuales entre prácticas y saberes agrícolas locales y la agroindustria, entre los conocimientos y prácticas culinarios tradicionales y las recomendaciones expertas o entre la pesca de bajura y las políticas europeas.
- S. Barry Barnes (nacido el 27 de marzo de 1943) fue catedrático de Sociología en la Universidad de Exeter. Barnes trabajó en la "Unidad de Estudios Científicos" de la Universidad de Edimburgo con David Bloor desde los años setenta hasta principios de los noventa, donde desarrollaron el sólido programa de Sociología del Conocimiento Científico. En 1992 se trasladó al departamento de Sociología de Exeter. Barnes es conocido por su enfoque naturalista de la ciencia, una visión elaborada en su libro Scientific Knowledge and Sociological Theory (1974). Defendía un enfoque postkuhniano del conocimiento científico y sugería que filósofos, historiadores y otros investigadores estudiaran la práctica científica en diversos campos como tradiciones culturales cuyo desarrollo pudiera recibir explicaciones causales. Desde este punto de vista, el cambio conceptual en la ciencia normal es un proceso que se desarrolla a través del debate y la negociación entre expertos. Esta última perspectiva se desarrolló en T. S. Kuhn y la ciencia social (1982).
- Ángel Manuel Montoro Molina es profesor de sociología e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada
- Thomas Samuel Kuhn (Cincinnati, 18 de julio de 1922 - Cambridge, 17 de junio de 1996) fue un físico, historiador y filósofo de la ciencia estadounidense, conocido por su contribución al cambio de orientación de la filosofía y la sociología científica en la década de 1960.
- Karl Raimund Popper (Viena, 28 de julio de 1902-Londres, 17 de septiembre de 1994) fue un filósofo, politólogo y profesor austriaco, nacionalizado británico, célebre por haber fundado el falsacionismo y por sus teorías de la falsabilidad y el criterio de demarcación. Es considerado como uno de los filósofos de la ciencia más importantes del siglo xx.12 Popper argumentó que una teoría en las ciencias empíricas nunca puede ser probada, pero puede ser falsada, lo que significa que puede y debe ser examinada por experimentos decisivos para distinguir la ciencia de la pseudociencia.3 En el discurso político, es conocido por su vigorosa defensa de la democracia liberal y los principios de crítica social que creía que hacían posible una floreciente sociedad abierta. Su filosofía política abarca ideas de todas las principales ideologías políticas democráticas e intenta conciliarlas, como la socialdemocracia, el liberalismo clásico y el conservadurismo liberal
- David Bloor (Derby, 1942) es un catedrático y ex director de la Unidad de Estudios de la Ciencia de la Universidad de Edimburgo, Escocia. Comenzó su carrera académica en el estudio de la filosofía y psicología. En los años 1970, él y Barry Barnes fueron las principales figuras del llamado "Programa fuerte en sociología de las ciencias" (también traducido como "Programa radical en sociología de las ciencias"), que sustentaba posiciones contrarias al positivismo en ciencia, atribuyendo esta posición a la "Escuela de Edimburgo". Su libro ‘Knowledge and Social Imagery’ (Routledge, 1976) es uno de los marcos de referencia del programa fuerte
Bibliografía
Barnes, B (1985) Sobre la Ciencia, Editorial Labor Barcelona
Berger, P. L., & Luckmann, T. (1966). La construcción social de la realidad: Tratado de sociología del conocimiento. Amorrortu Editores.
Bloor, D (1976) Conocimiento e Imaginario Social, editorial Gedisa
Lizcano, E (1999) La metáfora como analizador social, revista Empiria, 2(1999):29-60
Montoro Molina, A.M. (1999), El Programa Fuerte de la Sociología. Un Estudio Crítico. Universidad de Granada
Sekulic, D (2007), Social Change (págs 4368-4372), The Blackwell Encyclopedia of Sociology, Blackwell Publishing
Tezanos, JF (1998) La explicación sociológica: una introducción a la sociología. UNED
El Programa Fuerte de la sociología por Juan Carlos Barajas Martínez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 4.0 Internacional.Basada en una obra en https://sociologiadivertida.blogspot.com/.