Hamilton celebra su triunfo en Sepang - Foto: Getty Images.
En los Autosport Awards de 1994, el mismo año de la muerte de Ayrton Senna, su ídolo, "a quien siento parte de mí", Lewis Hamilton (Stevenage, Reino Unido, 1985) se acercó a Ron Dennis, entonces jefe de McLaren, y le confesó sus ambiciosas pretensiones. Solo tenía nueve años.
—Señor Dennis, quiero pilotar un McLaren. Estoy convencido de que lo haré. El descaro, para bien y para mal, siempre ha definido a Hamilton, que cuatro años después de aquellas palabras firmó con McLaren. En 2005 ganó la Fórmula 3 Euroseries con 15 triunfos en 20 carreras, y en 2006 se estrenó en la G2 como campeón, justo antes de desembarcar en la Fórmula 1, en teoría, como segundo piloto de Fernando Alonso. Aunque desde el principio Hamilton dejó claro que quería ser él el protagonista y opositó dentro y fuera de la pista con Alonso. Una batalla interna que le vino de perlas a Kimi Raikkonen para acabar llevándose una corona que Hamilton sí lograría en 2008 con un adelantamiento de última hora a Timo Glock para desconsuelo de Felipe Massa. Desde entonces el británico, muy irregular, solo ha tenido opciones de volver a ganar un Mundial en 2010, por más que necesitase el pinchazo en Abu Dabi del resto de aspirantes (Alonso, Webber y Vettel). La intención de Hamilton es estar en la pomada de nuevo y parece disponer del coche para conseguirlo, pues el W05 marca la pauta. En Sepang Mercedes completó un doblete con un triunfo de principio a fin de Hamilton por delante su compañero Nico Rosberg, que lidera el campeonato con 18 puntos más que el británico. Vettel fue tercero y Alonso, cuarto. Premio a la constancia y a la inversión Las únicas preocupaciones de Hamilton fueron una mala frenada puntual y la incertidumbre de si iba a ponerse a llover. Nunca tuvo dudas de su victoria desde la salida y se cansó de acumular vueltas rápidas y más distancia con respecto a sus perseguidores. Tan poco se relajó que en el último suspiro del GP de Malasia desde el box, sabedores de ese carácter ganador e inconformista del piloto, le advirtieron: "Ok, Lewis, eres el más rápido en pista. Puedes bajar el ritmo". En su discurso en el podio Hamilton destacó la importancia de comunicarse por radio con su equipo en carreras tan calurosas: "El calor afecta a la concentración y es fundamental que te indiquen cuando hay que refrigerar el monoplaza". Su alegría y la de Rosberg es el premio a la constancia y la inversión (240 millones) para Mercedes, la escudería que antes empezó a trabajar pensando en la revolucionaria reglamentación de este curso. En Red Bull siguen progresando, aunque Vettel no tuvo opciones reales de inquietar a los Mercedes, y Daniel Ricciardo abandonó y fue sancionado con diez posiciones en la salida de Bahréin por salir de boxes con una rueda suelta. Parece haber heredado el infortunio de Webber, gran amigo de un Alonso que acabó como empezó (cuarto) después de una gran lucha con Hulkenberg y que destacó la fiabilidad del F14T, pero también su falta de velocidad. Su compañero Raikkonen acabó 12º y penalizado por un toque con Magnussen, noveno, que le hizo pinchar una rueda. Sexto fue Button, justo delante de los Williams, de Massa, que se hizo el sueco cuando desde la radio le indicaron que Bottas tenía mejor ritmo y mejores neumáticos que él. Felipinho no cedió como tuvo que hacer varias veces en su etapa en Ferrari.