Realmente, la ansiosa búsqueda del voto de sensibilidad no-nacionalista por parte del PSC, grupo que en su gobierno se ha caracterizado precisamente por su nacionalismo de élites, empieza a caer en lo grotesco. Lo último, el PSC ahora rechaza las “multas lingüísticas”, y así lo dice su programa: "Trabajaremos desde el fomento, no desde la coacción ni el enfrentamiento. Las sanciones no son una buena práctica para una política lingüística en positivo".
Curiosos los subterfugios que ha de usar el PSC de Montilla para que sus votantes crean que defiende la libertad lingüística y el bilingüismo y que no se chirríe con la realidad de su gobierno. El problema es que Montilla hace tarde. La gente está muy desinformada y es poco analítica, pero tampoco es tonta. Sólo hay que recordar que es el sr. Montilla, en este mismo agosto, es quien ha endurecido las sanciones a los comerciantes que no utilice el catalán en sus comunicaciones -orales o escritas- con los clientes, hasta los 100.000 euros y hasta el millón de euros en caso de reincidencia.
El sueño del PSC sería una amnesia general, que hiciese olvidar que eran ellos los nacionalistas que gobernaban hasta hoy, después las elecciones, en las cuales podrían plagiar los programas de Ciutadans o UPyD, y una nueva amnesia para seguir cumpliendo con su función de ingeniería social nacionalista de “construcció nacional” desde el poder.
Recordemos cómo en 1998, por poner un ejemplo, el PSC se opuso a la iniciativa del govern Pujol que pretendía introducir una cuota del 25% de doblaje en catalán obligatorio. Entonces Narcís Serra acusaba a los convergentes de ir “en contra de los intereses de Catalunya y de la convivencia, creando un conflicto entre las dos lenguas”. Este año el PSC aprobó una ley de cuotas, no con el 25%, sino con el 50% obligatorio.
Montilla reniega de las multas lingüísticas en su programa electoral
Llei del Codi de Consum
El Govern aprueba la ley que impone el doblaje al catalán del 50% del cine