Revista Opinión
El objetivo del PSOE es el poder, no es el bienestar de los españoles, como machaconamente repiten. Y para ello, tienen una doctrina que, su primer líder, Felipe González, tras la dictadura de Franco les dio a modo de único mandamiento: “el fin justifica los medios”. La misma filosofía que Stalin aplicó en Rusia de forma despiadada. Los medios que se utilicen no importa, todo vale. La mentira, la difamación, la injuria, el acoso, la extorsión, el soborno, el cohecho y..., ¿por qué no el crimen de Estado y el secuestro si ello conduce al fin perseguido?, y también, ya puestos, un poco de traición disfrazada de “faisán” si ello ayuda a mantener o conseguir el poder.
Que la Iglesia Católica pague el IBI no es un objetivo para la recuperación económica del país como quiere dar a entender el PSOE, su objetivo es inyectar el odio en las confundidas mentes de los empobrecidos ciudadanos, es, fomentar el enfrentamiento entre los españoles, animar a jóvenes estudiantes y a los mal llamados “indignados” a manifestaciones callejeras, muchas veces violentas, que solo consiguen dar una imagen negativa y deplorable de España en el extranjero. El PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba está alcanzando el mayor grado de vileza política y moral desde que este partido apareció (como por arte de magia) tras la muerte de Franco y después de estar desaparecido durante el largo periodo en que los españoles estuvimos sometidos bajo la bota de la dictadura.
El PSOE hizo su aparición en la escena política a la hora de recoger los frutos de la democracia que otros partidos habían cultivado con grandes riesgos y sacrificios, mientras, que ellos, permanecían escondidos en países extranjeros o bajo la confortable y segura protección de familiares al servicio del Dictador. Pero, “poderoso caballero es D. Dinero” y, el de la Internacional Socialista, le consiguió los votos necesarios para, sin comérselo ni bebérselo, convertirse, de la noche a la mañana, en el mayor partido de la oposición. Aprendieron la estrategia del oportunismo, las tácticas de la demagogia y la mentira. Siguieron a raja tabla la doctrina de su nuevo líder de diseño patrocinado por la Social Democracia europea y por una generosa y desacertada cesión de Nicolás Redondo. “El fin justifica los medios”. Esa fue la consigna que Felipe González dio como Secretario General del PSOE a sus militantes, y que, como fieles devotos de la secta más disciplinada siguieron y siguen aplicando sin el más mínimo escrúpulo. Han tomado como estandarte el cinismo y la hipocresía. ¿Por qué solo piden que sea la Iglesia la que pague el IBI cuando no exigen que también lo hagan otras religiones? ¿Por qué no piden que también lo paguen los partidos políticos, sindicatos, ONGs, la SGAE y asociaciones sin ánimo de lucro? Puro oportunismo, pura demagogia... Piden que la Iglesia Católica pague el IBI. Apoyan e incitan, aunque sea tácitamente al no condenarla, la consigna dada por dirigentes de partidos políticos separatistas desde el Congreso de los Diputados, para que, decenas de miles de energúmenos embrutecidos se desplazaran hasta Madrid acompañando a sus equipos de fútbol, que disputaban la Copa del Rey, para que insultaran, ofendieran y se burlaran de los símbolos de la Nación española, de la Jefatura del Estado, de La Presidenta de la Comunidad de Madrid, y de todos los españoles. Ante el último conflicto con Gibraltar, el PSOE, en lugar de ponerse incondicionalmente del lado de los pescadores y del Gobierno español, por boca de una “miembra” de su partido, dice, que los provocadores son los pescadores españoles y que detrás está el PP, que opta por la provocación en lugar del diálogo.
Y, cuando un dirigente político con sentido común (Esperanza Aguirre) propone que se aplique la Ley y no se permitan insultos, injurias, ofensas y humillación a nuestros símbolos nacionales, a nuestras Instituciones y a los españoles, dirigentes del PSOE, se lanzan como vampiros a la yugular de la Presidenta de la Comunidad de Madrid en complicidad y perfecto hermanamiento con los enemigos de España para decir que la provocadora es ella, y no, los energúmenos que se desgañitaron insultando.
¿Hasta donde va a llegar este PSOE? Pero, en el “akelarre” contra Esperanza Aguirre, no fue solo el PSOE el que participó con los nacionalistas-independentistas, a los “rituales” también se unió en cierta forma el gobierno del PP al considerar en boca del ministro de Interior, que era Esperanza Aguirre la que mezclaba política con deporte en lugar de hacer el reproche a quienes sí que utilizan el fútbol para sus fines políticos: la independencia de España. Vivir para ver.
Virholmes