Leo en la prensa que el Frente Polisario aplazó ayer sine die una reunión de trabajo pactada con el PSOE el pasado mes de noviembre, después de la intevención militar marroquí en el campamento Dignidad, sito en El Aaiún. El Frente Polisario tomó esta decisión, después de que Marcelino Iglesias, secretario de Organización del PSOE, anunciara que no acudiría al encuentro, argumentando que en el mismo se iba a poner sobre la mesa el derecho del pueblo saharaui a la libre determinación y, en consecuencia, a la celebración de un referéndum, auspiciado por Naciones Unidas. Y yo me pregunto, ¿de qué pensaba hablar Marcelino Iglesias con el Frente Polisario? ¿Tal vez de Belén Esteban y el polígrafo? El cinismo del PSOE en relación con la causa saharaui no conoce límite.
Imagino el desconcierto del delegado del Frente Polisario en España, Bucharaya Beyun, ante las explicaciones de Marcelino Iglesias, quien acordó delegar la representación del PSOE en Elena Valenciano, responsable de Política Internacional. El Gobierno Zapatero tiene dos varas de medir en este caso. Los parabienes y las loas son para Marruecos y el desprecio y el desdén para el pueblo saharaui, al que ha abandonado a su suerte para alinearse con una dictadura, en lugar de hacerlo con una ciudadanía masacrada. En realidad, no sí de qué me extraño. Al fin y al cabo, Hosni Mubarak y Ben Alí fueron miembros de la Internacional Socialista hasta que sus ciudadanas y ciudadanos se sublevaron contra estos tiranos. El PSOE no acierta cuando se traja de elegir compañeros de viaje.