Me gusta mucho ese juego que requiere mas de ocho o nueve personas en el que se reparte una baraja y se asignan distintos papeles en función de la carta que te toca. Dos de los jugadores tienen el papel de asesino y policía, mientras que el resto se limitarán a ser aldeanos un poco aborregados. Un director del juego que se mantiene neutral manda a todo el pueblo a dormir -los jugadores deben cerrar los ojos- mientras el asesino se despierta y mata secretamente a uno de los habitantes.
El pueblo se despierta horrorizado por la masacre y debe averiguar quién es el asesino en juicios sumarios en los que se sospecha de un jugador y se le lincha. Si no es el asesino, el pueblo vuelve a dormir, despreocupado, y en sucesivas rondas el asesino seguirá matando mientras los vecinos no den con el culpable. Hasta el policía puede caer si los aldeanos deciden incriminarlo. En otras versiones se cambia al ladrón por una manada de sanguinarios hombres-lobo. Todo muy español.
¿Me podría extender en lo españolísimo que me parece este juego de acuerdo con el momento que estamos viviendo? Sí, podría y lo he hecho, pero no aquí. En el juego de Los Hombres Lobo de Castronegro hay más personajes, una bruja que también se despierta durante la noche y toma la decisión de usar una poción para revivir al muerto o matar a alguno de los vivos, una vidente que tiene la opción de descubrir las identidades de los habitantes del pueblo y comprobar que entre ellos hay un hombre lobo, el mismísimo Cupido que une para siempre los destinos de dos perfectos extraños hasta el momento de su muerte... Pero no, aquí me siento como el personaje de la inocente e indefensa Niña.
El jugador que asume el rol de La Niña se despierta durante la noche cuando nadie la ve y asiste horrorizada al momento en que los lobos despedazan a algún vecino en su propia casa. Pero claro, es una niña... ¿Quién iba a creerla cuando cuenta a su manera a los vecinos del pueblo, sin revelar que ha visto a uno de ellos convertido en lobo sanguinario? Pero si vive en un pueblo de holgazanes que viven despreocupados del peligro que corren... Más le vale despertarse, mirar de reojo y volverse a dormir tranquilita: El manual del juego dice que si la pillan espiando los lobos se la comen a ella y será la víctima en lugar del muerto inicial.
Tampoco estaría mal asumir el papel de El Tonto del pueblo. Si los lobos te matan poco puedes hacer, pero si es el pueblo el que te lincha siempre te queda seguir participando en los debates sin que nadie te haga mucho caso. El manual del juego reza, elocuente: "Después de todo, ¿quién haría caso a un tonto?" Moraleja del cuento: A los tontos que vivimos en este pueblo llamado, pongamos, España, que se ha tumbado felizmente a dormir mientras lo apuñalan solo nos queda ser aldeanos despreocupados y vivir como podamos. Si es que los lobos no nos comen por el camino.
Lo tendríamos merecido por tontos.