El puente de Brooklyn

Fotografía de Jet Lowe

Todo en Nueva York te sorprende y te deja maravillado pero el puente de Brooklyn es uno de esos lugares que no te dejaran indiferente. Sin duda alguna la mejor manera de disfrutar de este icono de la ciudad es dando un tranquilo paseo desde la orilla de Manhattan e ir dejando atrás los enormes rascacielos a la vez que en tu memoria regresan gran cantidad de escenas vistas antes en multitud de películas.
Para los amantes de la fotografía, tendréis vuestra recompensa al llegar a la otra orilla, es decir a Brooklyn, donde obtendreís una panorámica sin igual del puente con el skyline de Manhattan de fondo. No hace falta decir que las vistas de día y de noche son completamente diferentes, os dejo a vuestro juicio valorar cual de ellas es mejor. Yo por si acaso lo visitaría de las dos maneras.

Fotografía de David Shanknone

Y ahora unos cuantos datos del puente para que vuestra visita sea más enriquecedora. Las obras se empezaron el año 1870 y finalizaron 13 años después en 1883 convirtiéndose en el puente colgante más largo del mundo con sus 1825 metros. Actualmente es el puente colgante más antiguo de Estados Unidos. Inicialmente se llamó Puente de Nueva York y Brooklyn, ya que se creó con la finalidad de unir las dos ciudades que en su día todavía no formaban una única ciudad. Su forma y belleza se la debe a los 2 pilares de granito con sus dobles arcadas encargados de sostener el entramado de tirantes y cables de acero.
Para finalizar una recomendación para todos aquellos que visitéis Nueva York no os perdáis el paseo al atardecer sobre este maravilloso puente que cruza el río Hudson mientras poco a poco se van iluminando todos los rascacielos como por arte de magia.

Fotografía de Heulwolf