CANTABRIA Y SANTANDER EN EL RECUERDO
El Puente del Diablo o Puente Jorao (“horadado”, en montañés)era una formación natural situada en los acantilados de Cueto, antes de entrar en la bahía de Santander.
Su formación se debió al efecto del oleaje sobre la roca caliza, hecho que sucede en bastantes lugares de la geografía cántabra.
Estaba protegido como Bien inventariado incluido inmueble.
El área en que se situaba ha sido objeto de estudio en la primera década del siglo XXI por cuanto que funciona de rótula entre las áreas urbanas y rurales de Santander, conservando aún a día de hoy una buena calidad ambiental.
El 4 de noviembre de 2010 la erosión marina acabó con la formación rocosa.
El Puente del Diablo, o del Joráo, es un antiguo conducto kárstico abandonado, que tras el desprendimiento de parte de la bóveda dio origen a su singular arco.Su protección ha sido uno de los caballos de batalla de muchos profesores de la Universidad de Cantabria, políticos y vecinos de Santander y Cueto que denunciaron su abandono y manifestaron sus temores a que desapareciera.
El tiempo y la naturaleza les han dado la razón.
Uno de los que más insistió en reclamar su protección fue el historiador José Luis Casado Soto, que en 2001 llegó a calificarlo como «el más destacado y llamativo accidente orográfico de los que adornan los altos acantilados de Cantabria y el más notable de todos los de la abrupta costa oceánica del municipio de Santander».
El historiador reclamó a las autoridades que se arbitrasen las medidas de protección y vigilancia precisas para que el puente siguiese formando parte del patrimonio natural y simbólico de los ciudadanos de Cantabria «por mucho tiempo».