Rótterdam fue totalmente destruida por su carácter de gran puerto estratégico durante la Segunda Guerra Mundial. El Museo de la Ciudad da cuenta de sus ruinas. Pocos sitios se salvaron, por fortuna uno de ellos es Delfthaven, el puerto del canal del siglo XIV que conectaba la industriosa Delft con la desembocadura del Mosa.
En unos cientos de metros encontramos un sinfín de cosas interesantes cargadas de historia: un reloj solar al oeste, varios puentes levadizos contrapesados, un viejo molino de viento y las compuertas de la antigua esclusa.
Hoy las esclusas están inutilizadas pero sus dos compuertas se conservan, una en el levadizo y otra transversal que mostramos en la fotografía.
El reloj, un modelo clásico orientado al oeste, se encuentra en la fachada de la Iglesia de los Peregrinos, lugar donde se concentraban los peregrinos-emigrantes a América motivados tanto por razones económicas como utópicas. Los relojes solares al este o al oeste se colocan en fachadas norte/sur y son sencillos: basta orientar una barra paralela a la fachada en la dirección del eje del mundo.
Los levadizos siguen en muchos casos utilizando los contrapesos tal como Arquímedes planteaba el principio de la balanza.
El molino y las casonas renacentistas completan el paisaje holandés.