&version; En la anterior entrada os contaba algunas curiosidades de la ciudad considerada como la más antigua de Europa y que no es otra que la maravillosa Cádiz. Pues bien, algunos arqueólogos creen que en realidad la antigua Gadir se situaba en lo que hoy se conoce como el Yacimiento de Doña Blanca, un área arqueológica que se sitúa en el término municipal de El Puerto de Santa María, lo que nos da una idea de la importancia histórica de estas tierras.
Efectivamente, el Puerto de Santa María es un enclave muy importante de nuestra historia, y qué mejor manera de pasear por su legado que visitando uno de los símbolos de la ciudad, el Castillo de San Marcos.
Cuenta la leyenda que El Puerto fue fundado en el siglo XI a.C. por el rey ateniense Menesteo, quien, tras la batalla de la Guerra de Troya regresó a su patria y descubrió que le habían usurpado el trono. El pobre no tuvo más remedio que huir sin rumbo, hasta que finalmente acabó fundado el Puerto de Menesteo, el origen legendario de El Puerto.
Muchos siglos después, en el I a.C, se convirtió en un asentamiento romano conocido como Portus Gaditanus, una importante ciudad romana dedicada a la pesca, las salinas y el comercio. De está época sí que podemos encontrar vestigios en el Castillo, como las columnas de mármol de la sala de la oración.
Existen más restos romanos en el Castillo, por ejemplo en la tienda de monumento podrán ver una cristalera en el suelo que muestra pilares pertenecientes a una gran puerta romana.
Se puede apreciar cuanto ha subido el nivel del suelo desde aquella época. También se pueden ver expuestos algunos restos de diferentes épocas, aunque a decir verdad no son muchos.
Entre esos restos, hay algunos de época musulmana y es que tras la batalla del Guadalete, en el 711, fueron ellos quienes, tras su victoria sobre los visigodos, conquistaron la que pasó a llamarse Alcanátif, el Puerto de las Salinas, construyendo una mezquita entorno al siglo X.
El Castillo de San Marcos se edificó en torno a dicha mezquita, y por suerte, parte de ella todavía la podemos disfrutar gracias al Rey Alfonso X El Sabio.
Veréis, durante la Reconquista, en el siglo XIII, el rey recuperó toda esta zona para el Reino de Castilla y transformó la mezquita en una Iglesia-fortaleza, sin embargo, en vez de destruir el muro de la quibla y el mihrab, construyó un tabique para protegerlo y colocó un retablo delante.
Ocho siglos después, nadie se podía imaginar lo que se escondía detrás de ese muro, hasta que en los años 40, el tabique, que ya estaba en muy mal estado, se derrumbó en los trabajos de retirada del retablo del Cristo de la Misericordia, y entonces se descubrió el tesoro oculto.
La decoración exterior es un guadalmeci, un tipo de trabajo originario de Córdoba hecho con piel de cordero tratada y bellamente pintada, sin duda una auténtica maravilla con X siglos de antigüedad.
Siglos más tarde, cuando el rey Alfonso X se aproximaba a Alcanátif para conquistarla, temía no disponer de tropas suficientes para lograrlo, así que rezó pidiendo un milagro a la Virgen. Dicen que entonces la Virgen se le apareció y ayudó al rey a tomar la ciudad a pesar de tener todo en su contra.
Alfonso X quedó profundamente agradecido a la Virgen, y como ya saben inmediatamente transformó la mezquita en una iglesia que, por supuesto se llamaría iglesia Santa María (el castillo cambiaría su nombre en el siglo XVIII), construyendo una Capilla en la parte inferior de la Torre del Homenaje que 8 siglos después, todavía se conserva.
Y no sólo la Capilla, sino que la talla de la Virgen es la original del siglo XIII, ambas son muy importante para El Puerto, de hecho, la ciudad debe su nombre a esta talla, y forman parte del escudo de la ciudad. La talla se cree que es la que trajo consigo el propio Alfonso X antes de tomar la ciudad.
Alfonso X también cambió el nombre de la ciudad al de Santa María del Puerto, creó la Orden militar de Santa María y además recogió numerosos milagros en sus Cántigas de Santa María (dedicada a la imagen que pueden ver en el Castillo), una de las colecciones de literatura medieval más importante que tenemos en España y que recogen entorno a 420 composiciones dedicadas a la Virgen María.
La mayoría de estas obras nos cuentan milagros que la Virgen realizó, 12 de estos milagros también se recogen en las dos hermosas vidrieras que pueden ver en la Sala de la oración del Castillo de San Marcos. Estas vidrieras se instalaron en la reforma de los años 40, al igual que los arcos de herraduras de la sala de las oraciones, ya que se buscaba reunificar el origen islámico-gótico del templo.
Entre estos milagros tenemos el que os comentaba anteriormente, la aparición de la Virgen al rey Sabio justo antes de la toma de la ciudad almohade para convertirla.
Justo al lado de esta sala, se encuentra la Sacristía de la iglesia del sigo XV en estilo gótico y con bóveda de crucería.
Sin embargo, durante el siglo X, esta estancia era la Madrassa de la mezquita, es decir, la escuela donde los niños aprendían el Corán.
De esta época todavía se conservan inscripciones árabes en el arco romano que hay enfrente del altar, donde puede leerse al-muk li-llah, que significa, "el poder es de Dios".
La entrada a la antigua mezquita se realizaba por aquí desde el patio de las abluciones, donde los creyentes se purificaban lavándose pies, manos y cara antes de entrar a rezar a la mezquita.
Actualmente podemos observar un gran pozo en el patio, probablemente aquí estaría la fuente de las abluciones.
En el patio se pueden ver además numerosas torres que dan un aspecto elegante al castillo. Algunas de estas torres son octogonales mientras que hay otra cuadra. La diferencia es que las torres octogonales fueron erigidas por los árabes en el siglo X, mientras que las torres cuadradas situada son del siglo XIII y fueron los cristianos quienes la erigieron.
En la torre central medieval además se puede observar dos tipos de piedras en su construcción, eso se debe a que en el siglo XV se decidió ampliar su altura para buscar una mayor visibilidad del entorno.
Hay que tener en cuenta que el Castillo estaba situado en un punto estratégico ya que desde aquí se podía controlar toda la bahía de Cádiz y también el acceso a las montañas de la Sierra. Cuando comenzó su construcción, el río Guadalete franqueaba el castillo haciendo las veces de foso natural y permitiendo a los comerciantes llegar por barco a las puertas del recinto.
Con el paso del tiempo, el cauce del río se alejó unos 200 metros y con ello aumentaron la altura de las torres buscando ganar visión.
Todavía son visibles las marcas de los canteros en las piedras bajas de la torre. Estas marcas eran dejadas por los canteros de la Edad Media y, aunque realmente no se conoce exactamente su significado, se cree que lo hacían para identificar el gremio y logia que realizaba la obra para posteriormente recibir el cobro por las piezas realizadas.
Y es que los cristianos no querían dejar nada al azar, por ejemplo cuanto tomaron la mezquita, se dieron cuenta que su diseño la hacía muy fácil de conquistar, así, el patio que separaba el recinto exterior e interior, era completamente abierto por lo que una vez abordada la muralla, se podía atacar por muchos puntos sin problemas. Lo que hicieron fue crear un doble sistema defensivo cegando esos puntos abiertos, como se puede apreciar en los arcos del muro, y dejar sólo una pequeña puerta de acceso al recinto interior. Esta zona es el Reducto, un pasillo estrecho donde sólo es posible entrar en fila de uno a uno y sin caballo, siendo un cuello de botella que además al ser curvo evita que se vea lo que hay más delante...
...y que finaliza en un patio estrecho con altos muros y sin agarres desde donde se podían arrojar desde lo alto flechas, piedras o aceite hirviendo a los soldados enemigos.
Parece mentira que justo al lado esté uno de los lugares mas relajantes y fresquito del castillo, el Patio de los Naranjos.
En este patio de origen árabe, aunque de menor tamaño del original, hay un pequeña fuente que aporta frescor y relax a la estancia con el sonido burbujeante del agua. Además los naranjos, que se han visto obligado a crecer en vertical buscando el sol, proporcionan abundante sombra a todo el recinto y en primavera un dulce olor azahar.
Sus copas llegan casi hasta la parte superior del castillo...
...desde donde hay unas magnificas vistas de todo el entorno, aunque, debido a los edificios construidos a su alrededor en épocas más modernas, supongo que estas vistas nada tienen que ver con las de la antigüedad.
Desde aquí arriba también se aprecia perfectamente la decoración almohade de algunas torres o de castillos y leones en otras, en especial destaca la belleza y altura de la Torre del Homenaje.
¿Sabían que el mismísimo Cristóbal Colón se hospedó en esta torre durante dos años?. En el siglo XV, los propietarios del Castillo eran los Duques de Medinaceli a quienes Colón solicitó financiación para su primer viaje de ultramar.
El duque Luis de la Cerda quería ayudar a Cristobal Colón, pero con la condición de que los barcos salieran y llegaran al Puerto, que era un puerto ducal y no de la corona, por lo que éxito de la empresa recaería en el ducado, cosa que los Reyes Católicos no estaban dispuestos a consentir.
Al final la expedición salió desde Palos de la Frontera en Huelva, pero el duque sí logró formar parte de la famosa travesía aportando uno de los tres barcos...¿adivinan cuál?. Además aportó la tripulación completa, suministros, etc..
Entre esos tripulantes estaba Juan de la Cosa, el propietario de la nao Santa María y autor del mapamundi más antiguo donde aparece América por primera vez.
El original está en la Sala de Descubrimientos del Museo Naval de Madrid, pero tienen varias representaciones en el Castillo, incluido una en la plaza Juan de la Cosa, pegada a los muros del Castillo de San Marcos donde se puede ver una fuente con una reproducción del famoso mapa, un busto de Juan de la Cosa y el banco de los besos...¡no me pregunten por qué!.
Entre los suministros que aportó el duque de Medinaceli a la expedición de Colón, estaba el ya por aquel entonces célebre vino jerezano, y curiosamente, hoy en día el Castillo de San Marcos sigue muy relacionado con el mundo de los vinos ya que desde 1.961, pertenece a una famosa bodega española, el Grupo Caballero.
El Castillo, como no podía ser menos, se ha convertido en la sede institucional del Grupo y en todo un emblema de esta empresa, creadora del famoso Ponche Caballero. Su silueta aparece en la etiqueta de algunos de sus vinos.
Hoy en día se puede visitar el monumento y la bodega conjuntamente por 8€ con audioguía o 14€ con Cata de vino incluida, también hay algunos días y horarios donde la visita es gratis. Por otro lado se puede alquilar el castillo para bodas y otros eventos particulares o de empresa, aparte de festivales y degustaciones, más información Castillo San Marcos.
Actualmente el Castillo tiene la designación de Bien de Interés Cultural desde 1920, no es para menos conociendo su historia. En fin, espero que disfruten la visita, aunque estoy seguro que si acaban con un buen vino de la zona lo harán.