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El punto exacto

Publicado el 02 septiembre 2014 por Ximena Hg

Las emociones no pueden separarse de las reacciones de nuestro cuerpo, de la conducta y de nuestros pensamientos.

Por ejemplo, cuando nos sentimos enamorados difícilmente podremos evitar ruborizarnos, nuestra expresión facial cambia y nos veremos envueltos en la duda de hablarle a esa persona especial, o huir.

Hay emociones positivas y emociones negativas, las cuales hemos sentido alguna vez según las circunstancias.

La regulación emocional es la capacidad para manejar adecuadamente las emociones, una gran herramienta cuando se madura.

Identificar nuestras emociones y reconocer sus señales nos ayudará en el camino de ser mejores personas, más adaptadas. Si no controlamos nuestras emociones estas pueden controlarnos.

Para controlarlas hay que reconocerlas, buscar sentimientos que nos permitan regularnos, y finalmente comprender por qué sentimos lo que sentimos, para de esa forma buscar nuevamente el equilibrio en nuestras vidas.

Que nos encontremos en situaciones difíciles o negativas, no justifica que desarrollemos actitudes negativas, a pesar de las tristes circunstancias por las que alguna vez tenemos que atravesar, si aprendemos a ser más fuertes que los obstáculos, aprenderemos a desarrollar la resiliencia, que es la capacidad de enfrentar la adversidad.

Las emociones que nos hacen más fuertes son las emociones positivas. Ser optimista es en la mayoría de las veces un impulso para salir adelante.

También la capacidad de conocernos y tomar oportunidades que permitan aprender cosas nuevas para ir evolucionando.

Regular nuestras emociones y ser resilientes es útil para superar el pasado, así como circunstancias vergonzosas.

 

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