La cervecería donde comenzó el Putsch
Hitler intentó aprovechar las tensiones del gobierno de Baviera con el de Berlín para dar su golpe. En Baviera, Von Kahr dirigía un gobierno nacionalista de extrema derecha que pretendía romper con Alemania y proclamar la monarquía. El 8 de noviembre de 1923 se celebró un mitin en una cervecería de Munich, convocado por Von Kahr, para mostrar la hostilidad de Baviera hacía el gobierno de Berlín. Hitler irrumpió en el mitin al grito de "la revolución nacional ha comenzado", tras efectuar un disparo para hacer silencio, expuso sus ideas y declaró que su objetivo era crear un gobierno nacionalista en Baviera para que desde allí se extendiese a toda Alemania. Los dirigentes bávaros, intimidados por la presencia de varios miembros de las SA que en el exterior del edificio bloqueaban todas salidas y presionados en un local aparte por el propio Hitler, parecieron dar su consentimiento. En una noche tensa, Hitler consiguió la colaboración de Ludendorff que aportó credibilidad al golpe.Fuerzas de las SA de Rhöm lograron entrar en el Ministerio de Defensa bávaro. Un error muy importante para el fracaso del golpe fue que Ludendorff dejó en libertad a Von Karh y los otros dos dirigentes bávaros retenido; una vez en libertad, hicieron público un comunicado condenado el golpe y pudieron organizar las fuerzas para hacerlo fracasar. A la mañana siguiente, los nazis organizaron una marcha de unas 2500 personas que, encabezada por el propio Hitler y Ludendorff, se dirigió hacia el ayuntamiento de la ciudad.
Los golpistas en Marienplatz donde se encuentra el ayuntamiento de Munich
Los manifestantes se encontraron con la policía de Múnich cuando llegaron a la plaza del Odeón (Odeonsplatz). Hubo un tiroteo, resultaron muertos catorce nazis y cuatro policías. Tras este enfrentamiento,los nazis se dispersaron. Hitler se refugió en casa de un amigo, poco tiempo después fue detenido y encerrado en la prisión de Landsberg. El intento de toma del poder"a lo Mussolini" había terminado. En el proceso contra los autores del Putsch, que comenzó en febrero de 1924, el tribunal fue tolerante, incluso permitió a Hitler, que lucía su Cruz de Hierro obtenida en la I Guerra Mundial, criticar a la República de Weimar, hacer apología de su acción y explicar las razones patrióticas que le habían llevado a actuar así, Hitler justificó el Golpe como un intento de restaurar el honor alemán. Ludendorff se declaró inocente a pesar de haberse puesto al frente de una columna Nazi. El tribunal creyó como prueba suficiente la palabra de un oficial alemán. Hitler fue condenado a cinco años, aunque prácticamente se le prometió que a los seis meses quedaría libre (no estuvo preso ni un año). El Partido Nazi y su prensa (Völkischer Beobachter) fueron prohibidos. Hitler nombró a Rosenberg para dirigir el movimiento durante su encarcelamiento. Durante su cómoda estancia en esta prisión, dictó a Hess su obra Mein Kampf (de la que me ocuparé en otra entrada).
"Hitler regresó a Landsberg para iniciar el cumplimiento de su leve condena en condiciones más parecidas a las de un hotel que a las de una cárcel. Las ventanas de la habitación grande y confortablemente amueblada de la primera planta que pasó a ocupar, le bridaban una amplia panorámica de un atractivo paisaje campestre. Vestido con pantalones cortos de cuero bávaro, podía relajarse con un periódico en un cómo sillón de mimbre, de espaldas a una corona de laurel que le habían regalado unos admiradores, o sentado a una gran mesa examinando el montón de cartas que recibía. Sus carceleros, algunos de los cuales le saludaban con un "Heil Hitler", le trataban con el mayor respeto y le otorgaban todos los privilegios posibles. Llegaban continuamente regalos, flores, cartas de apoyo, encomios y alabanzas. Recibía más visitantes de los que podía atender, unos 500 antes de que se viera obligado a limitar el acceso". I. Kershaw: "Hitler, 1889-1936"
Hitler sale de la cárcel de Landsberg