Revista Opinión

El Puzzle: Sirena

Publicado el 04 enero 2017 por Carlosgu82

Episodio III

Pescador: Me digné a salir de mi aburrida casa a buscar comida, temprano como siempre, como todos los días. Esto es lo que mas me gusta hacer, crecí trabajando en esto. Es que pescar no es sólo mi profesión, es mi mayor pasatiempo, mi espacio para pensar y relajarme, mirar un poco dentro de mí y observar el mar, su inmensidad. Podría estar horas aquí sin ningún inconveniente.

Por un momento me sentí muy observado, incomodo. Mire hacia atrás por si alguien venia, y nada, hacia delante, nada… En un instante sentí como algunas ondas del agua vibraban y chocaban con mi bote, como si algo se hubiera lanzado, y yo sin escuchar nada, aun.

Resulta que mire a lo lejos, y bajo las aguas había una bella sirena, que salio de la superficie para descansar en una roca. Quede perplejo, pero a la vez maravillado, no lo podía creer.

Después de posar un buen rato en esa roca, logro captar mi presencia, notó que no podia dejar de mirarla, y desde ese momento, ella no dejó de mirarme. No podía mover mis piernas, no podía dar la vuelta, no dejaba que me fuera, su penetrante mirada me invadía completamente. Se acercaba lentamente hacia mí, moviendo su aleta sensualmente, se apoyó en mi bote, y por ese momento no pensé en otra cosa más que en besarla. Quede embrujado por labios salados.

Estaba enamorado, al instante, y ella físicamente no había hecho nada. Le dije:

  • No tengo nada más que hacer y que observar, sólo a ti.
  • Tu belleza ilimitada me hundió hasta lo más profundo del océano.
  • Quiero estar siempre contigo, cazarte no seria mi única elección.
  • Soy un humano y quiero estar, junto a tu aleta y sin respirar.

Estaba totalmente perdido, no podía dejarla ir, y le dije que, por favor, me llevara a donde ella iba. Ella podría sacarme de esta maldita rutina y darle algo de placer a mi vida. Tomo mi mano y me arrastro hasta lo más hondo del mar. No pude hacer nada, la felicidad paralizó mi cuerpo.

Ella pudo comunicarse conmigo al fin, me hablo, dijo:

No importa lo que pase, o lo que piensen todos ahí abajo, lo que realmente importa es lo que tú sientes por mí, y lo que yo siento por ti. Tu hombre de la tierra, y yo tu mujer del océano.


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