Cada uno que se va tiene esa sensación de que es el último en marcharse, como que si aquello que dejan atrás queda prohibido, queda sentenciado, queda guardado en el cajón donde se guarda el corazón. El punto de quiebre suele ser el aeropuerto o la última reunión con aquel que decidió irse, un abrazo y alguna expresión en la que nos despedimos jodiendo: Nada marico ve con cuidado, cuando me toque mi susto, me voy pal coño.
(Fuente: http://desdelatienda.blogspot.com/)
Venezuela ya no es Venezuela, es un pedazo de tierra que administran los cubanos, los chinos y seguramente la peor escoria política que ha gobernado país alguno. Todo cambió, la publicidad que se ve en la calle es de sistemas de seguridad, de vehículos blindados, de estudiar afuera. Igual en radio y tv, escuchas el programa de una periodista que se queja - y con razón - de que el país está muy mal y que la hija que le queda se va del país, en su publicidad te encuentras una invitación para chicas para que se vayan a estudiar y trabajar al exterior. Ya es común, la gente aprende otro idioma - más allá del beneficio lógico - para poder aspirar a naciones del primer mundo: Canadá, Australia, Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos. Una cuenta de twitter que suele dar tubazos noticiosos - con el nombre de un personaje del imperio romano - tiene entre su variada publicidad alguna que te invita a marcharte del país. La ironía es, de que quienes llevan la cuenta invitan a todos a luchar por el país pero en la publicidad vámonos a la concha de la lora. A pesar de la ironía, no es la crítica a la publicidad, es la crítica al cambio de publicidad. Antes la publicidad eran lanzamientos de productos, promociones, etc… Ahora básicamente vete, es lo mejor.(Fuente: http://www.abc.es/)
La gente insiste en llevar una vida normal, y con razón, pero ese intento está terminando en que todos, después del susto, se terminen yendo a otro destino. Trotar temprano en Vizcaya, laburar en las pocas empresas que quedan, quedarte un ratito en Suka hasta que la inseguridad empieza a “recomendarte” que te vayas a casa. El fin a Camurí, a Higuerote, a Los Roques… Y en las idas y vueltas, la escasez o un verdadero susto te acerca a la agencia para comprar el pasaje definitivo. Tus amigos y familiares de afuera, los que nos encontramos en la capital de la Venezuela del exterior - Miami - te tienen el cuento del último secuestro, del último juicio, del último cierre, del último que se vino. Revisas tu móvil y en tus grupos de WhatsApp son más los amigos que se fueron, los hijos de tus amigos y tus hermanos ya no son venezolanos, bueno lo son, pero después de ser mexicanos, españoles, estadounidenses, canadienses, australianos, panameños, colombianos, chilenos y cualquier nacionalidad de un país serio. Aquellos seguirán siendo los sobrinos, ahijados y los hijos de los panas de uno, pero en aquel cajón duele que venezolano quede en la parte de atrás.(Jackson Memorial Hospital Miami - Fuente: http://medicalnights.com/)
La agenda llena de bodas, nacimientos, bautizos y alguna despedida - y a veces temporal - pasó a bodas para irse, nacimientos en el exterior por si acaso, bautizos si viven aquí y muchas despedidas - casi todas definitivas - ah y entierros, más que antes.(Fuente: http://www.skyscrapercity.com/)
Pega montarse en el avión y un asiento más allá va tu “amigo” güisero, el que defendía la revolución, que va a visitar a su esposa e hijos porque prefirió sacarlos del país. Un asiento atrás va un conocido a hacerse un tratamiento médico por el colapso de las clínicas y hospitales en Venezuela, te da un espaldarazo felicitándote por la decisión de irte. El resto del avión vacío…(Fuente: http://www.reportero24.com/)
Llegamos al punto que irse del país, con todo y las evidentes dificultades que representa y significa, se convirtió en ascender al reino de los cielos. Los que se quedan intenta mantener su infierno en lo más parecido a un purgatorio con todo y los espectaculares paisajes de Venezuela.(Fuente: http://talcualdigital.com/)
Esta es nuestra agenda, los venezolanos viven en Venezuela hasta el susto, hasta que saca a los hijos, hasta que puede… Solo quedan las ruinas de un país, el último que se vaya, que baje la Santamaría.