¡Feliz año, lectores! Mejor tarde que nunca para decirlo, y aunque ya hayan transcurrido 10 días de este 2013, saben bien los dioses de la literatura que cuando me sumerjo en un libro de Carlos Ruiz Zafón no salgo de allí ni para respirar. Pero bueno, como todo lo exquisito de la vida, se llegó a la página final y ya estoy de vuelta en el mundo de verdad, el monótono y aburrido. Así que para darle algo más de atractivo a la cuestión, traje una idea que recientemente discutía con una conocida sobre el que debiera ser amigo inseparable de nuestros libros.
Ella comentaba sus propósitos de este año y entre ellos mencionó el querer empezar a copiar las frases que más le llamasen la atención de sus lecturas. Luego las pondría en papelitos que posteriormente introduciría en un frasco de donde siempre podría sacar una de esas citas que le hayan llegado al alma. Junto a esto, estaba decidida a por fin hacer anotaciones en sus libros, a resaltar algún párrafo o diálogo especial. Decía que había debatido mucho tiempo al respecto y no se decidía a realizarlo, pero finalmente se dijo a sí misma que todo aquello le daría un aire mucho más personal a sus valiosas posesiones de tinta y papel. Aunque la idea me encantó, veía cierta duda en sus palabras, así que le recomendé que hiciera lo que yo: conseguir un cuadernito que se convirtiera como en su hijo mismo para que escribiese lo más destacado de sus lecturas.
Hablando con varios conocidos amantes de los libros, me di cuenta de que yo era el único que llevaba un cuaderno en el que anotaba citas, opiniones, recomendaciones y un montón de cosas más. Lo hago desde el año pasado cuando cierto día moría por guardar una frase muy especial que encontré. Leía en un e-reader y por ello estuve seguro de que resaltar allí las palabras no tendría mucho sentido porque tarde o temprano el archivo se perdería entre tanto material que uno almacena en dispositivos digitales. Entonces me regalaron un cuaderno maravilloso que llevaba anhelando hacía meses. Inundado como estaba de páginas vírgenes, no tardé en plasmar allí los títulos de libros que ya había leído, las dichosas citas que tanto me fascinaban, y especialmente nombres y situaciones de las historias que leía. Mi memoria es terrible y en cuestión de pocos meses olvido muchas de las cosas que suceden en una novela, así que quería tener unas notas simples y eficaces con las cuales rememorar los protagonistas de esas aventuras en las que me hubiese adentrado.
Aunque no tengo nada en contra de lápices y bolígrafos haciendo anotaciones o subrayando frases en un libro, sé que son muchos los que se abstienen de hacerlo y prefieren contentarse con sus nombres en la primera página para darle dueño propio a sus copias. Yo me cuento entre esas personas y por eso adoro la idea de un cuaderno en el cual anotar inquietudes, palabras desconocidas, dudas o futuras búsquedas que quiera hacer respecto a lo que estoy leyendo. Creo que cuando uno compra un libro, éste debería venir con un cuadernito pequeño en el que cada uno pudiese escribir aquello que más le intriga o agrada de los personajes o el autor que ocupan su atención. Puedo decirles con orgullo que los libros que leo y mi cuaderno ya son íntimos amigos inseparables. Segundos después de acabar un libro, cojo un lápiz y comienzo a relatar mis impresiones, a guardar los nombres de los personajes e incluso a dejar estampada una calificación de 1 a 10 sobre esa última lectura. Es algo especial, entretenido. Sé que en unos años ese cuaderno tendrá aún mayor valor del que ahora tiene y su contenido me sonsacará sonrisas y recuerdos atrapados entre páginas desgastadas con olor a eternidad.
Así que ahí lo tienen. Mi primera recomendación del año es que consigan el que debería ser un amigo inseparable de sus libros. Si ya lo tienen y hacen algo similar a lo que yo, ¡magnífico! Si escriben en sus libros, no dejen de hacerlo, porque como bien decía mi amiga, eso le da un toque más personal a su ejemplar. Pero consideren hacerse a la compañía de un cuaderno en el cual desplegar un montón de ideas más sobre esas historias sublimes que tanto nos cautivan y hacen soñar despiertos. Es algo bastante especial y entretenido.
¡Que tengan muy felices lecturas!
Jef Volkjten