La Colección de Zaragoza dice:
-Quien tiene el padre alcalde, seguro va ajuicio.La Academia suprime el artículo, y antepone el vocablo padre al verbo, diciendo:
-Quien padre tiene alcalde.Cervantes no concluye el refrán, dándolo por muy sabido, como puede verse en el pasaje transcrito en el número 208, que es el único en que lo aduce.
Es refrán muy castizo, y todos los empleados, cesantes y aspirantes lo saben de memoria desde niños. Los padres alcaldes de los tiempos liberales son los diputados, los partidos, y sobre todo, la famosa mano oculta que los mueve y dirige. Los truchimanes que andan muy enzarzados en expedientes y litigios procuran no echar en saco roto el adagio, tomando una parte muy activa en el movimiento electoral.