Brede Hangeland, en su última etapa con el Fulham sufrió una lesión muscular
que iba a ser tratada porStephen Lewis, médico del club, hasta que Felix Magath, se anticipó a cualquier tipo de tratamiento. Decía tener la
solución, el método curativo que recuperaría al central, sin trampa ni cartón,
sin apreciar ningún tipo de vacilación o de tono jocoso en sus palabras. El entrenador alemán pidió al noruego que se untara queso en la pierna,
mezclado con un poco de alcohol. La excentricidad
no se queda corta con lo que le pidió después.
Dice las malas lenguas que Danny Murphy, excapitán de los
cottagers, no ha vuelto a conciliar el sueño después de conocer al detalle la metodología
del entrenador alemán. La guinda de la panacea era añadir “sentimiento” al tratamiento En una
entrevista concedida a Match of the Day, aseguró que el entrenador le pidió
que mientras se pasaba el ungüento, tenía que llamar a su madre para que
hiciera más efecto.
“Le comentó
que mientras se frotara el queso, tenía que llamar por teléfono a su
madre. Si hablaba con alguien que le amara de verdad, el queso
actuaría mejor”, confesó Danny Murphy.
Con su respetada trayectoria, se labró una profesionalidad que perdió claramente con sus rurales
métodos de curación. Algunos creen que fue la confirmación de su falta de
reciclaje. Y todo por intentar recuperar a Hangeland. Quizás llegue un día donde la ciencia demuestre su cordura, esa que va con camisa de fuerza.