
CERVANTES Y DESCARTES
LOS TRES ELEMENTOS DE LA DUDA CARTESIANA (1637-1641) ESTÁN PLASMADOS EN EL QUIJOTE (1605-1615):
- La duda sobre los sentidos:
- Aventura de los molinos y los gigantes, I, 8.
- La confusión de la venta con un castillo, I, 17.
- La batalla entre ovejas y carneros, I, 18.
- La duda sobre la bacía y el yelmo de Mambrino, I, 21 y 45.
- La duda sobre el sentido de la realidad (argumento del sueño):
- La aventura de la cueva de Montesinos, II, 22-23.
- La hipótesis de la locura (argumento del genio maligno): en la figura de los encantadores, enemigos de Don Quijote, que son los autores de todas las confusiones fruto de su locura que se suceden a lo largo de la historia.
Estas coincidencias nos pueden llevar a pensar que Descartes tal vez pudiera inspirarse en la lectura del texto cervantino, aunque es bien cierto que estos temas forman parte de la problemática propia del Barroco. Ambos autores convergen en una concepción del conocimiento basada en el empirismo de base realista, y de corte escéptico, al menos hasta el momento culminante de la duda cartesiana. Cuando Cervantes tropieza con el problema del yo, de la identidad, no da el paso cartesiano de afirmar la primacía de la razón, sino que se queda en el escepticismo de su época: la pregunta sobre quién soy yo remite a la pregunta sobre quién eres tu, remite a una multiplicidad de perspectivas que en Descartes quedan ahogadas por el peso de la razón.