Revista Comunicación

El quinto celular que me roban

Publicado el 08 junio 2018 por Solano @Solano

Aburrido con la inseguridad. Ayer perdí mi quinto celular (que recuerde) por hurto en Bogotá. El primero fue un atraco cerca de la Universidad Central en el norte (un Nokia); el segundo, en un bus de Transmilenio (un Motorola V60); el tercero, en el aeropuerto El Dorado (un Samsung Note); el cuarto en el centro comercial Atlantis (otro Samsung) y ayer, el quinto (un Motorola Z2 Play) a 30 metros del CAI del Parque del Japón (carrera 11 con calle 87).

Me frustra mucho la idea de no sentirme tranquilo, de que cada paso en la calle sea un reto para la integridad. El robo de ayer solo fue un susto más mientras esperaba el transporte sobre la carrera 11 saqué el móvil para verificar el número de la placa del carro que me recogería.

De pronto, siento el arrebato de las manos y el ligero golpe en la cara que me tumbó las gafas al asfalto. Mi instinto fue ver donde cayeron y recuperarlas. El celular ya estaba perdido en mi reacción, pero no podía, además de eso, quedarme cegatón si las pisaba un carro. Las tomé rápidamente y vi la moto en que huía(n) el maleante ya a unos 50 metros aproximadamente. Tomé impulso para ver si se relajaban y los podía alcanzar. Unas pocas zancadas me dejaron en el CAI de la carrera 11 con calle 86 y le alcancé a advertir a unos uniformados de la Policía Nacional. Los 4 intendentes reaccionaron rápidamente y se subieron en dos motos para perseguir al / los sujetos de la moto. Me quedé esperando una media hora en el CAI pero los persecutores no reportaron nada.

Pasé horas más tarde por el CAI y me confirmaron que los policías no habían logrado encontrar al sospechoso. En el edificio de Porvenir, adjunto al parque, el diligente equipo del Aval Digital Lab me ayudó para que con la Administración del edificio obtuviera una copia del video de una de las cámaras de seguridad. Son 49 minutos que quiero y debo revisar porque como ciudadano, aunque tenga mis reservas sobre el resultado, sé que debo reportar ya no solo para ver si tengo suerte, sino para que no se alimente el subregistro ya que muchísimas personas, para evitar los engorrosos procedimientos, no reportan su celular robado por lo que deben ser muchos más de los 103 que en promedio se roban al día en la capital. Qué rabia, tristeza; qué frustración.


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