Revista Comunicación

El quiosco digital

Publicado el 01 agosto 2011 por Rbesonias

El quiosco digital
Uno de los fenómenos publicitarios más asombrosos de las últimas décadas ha sido la evolución en la venta de dispositivos móviles. Ustedes recordarán cómo hace unos 15 años las compañías de telefonía móvil regalaban sus dispositivos al crearnos una cuenta corriente en una entidad bancaria o incluso comprando algún electrodoméstico. Los móviles, eso sí, eran ladrillos pesados, con antena y numerosas interferencias. Al principio, solo lo compraban clientes sin teléfono fijo o profesionales que debían estar todo el día en la carretera. Las compañías de telefonía móvil no regalaban sus artefactos por altruismo; al contrario, esperaban que en pocos años los móviles fueran gadgets cotidianos, pronóstico en el que atinaron al cien por cien. Una vez creada la necesidad, los móviles ya no se regalaban. El dispositivo móvil diversificó sus utilidades y se abrió con éxito al mercado más fructífero, los adolescentes. Hoy en día, la telefonía móvil, unida al acceso wifi a través de múltiples dispositivos tecnológicos, se ha convertido en un mercado fértil y duradero, que promete revolucionar el acceso a la información y la comunicación, hasta ahora mediados por el uso de ordenadores y netbooks. La cultura tecnológica del software está siendo sustituida por la de las apps y la nube. La tecnología se simplifica y se hace más interactiva; el cliente accede a información de manera rápida, sin tener que descargar onerosos programas o tener que estar pendiente de virus o cuelgues en su sistema informático.
Desde ya todo el acceso a la información y la forma de comunicarnos a distancia estará mediada por dispositivos digitales de fácil uso y manejabilidad, con acceso a conexión inalámbrica y servicios más o menos baratos prepago. Estos dispositivos estarán interconectados entre sí, diversificando así su potencial práctico. En este sentido, otra de las novedades de futurible popularidad en pocos años es la televisión 2.0. En breve existirá una sinergia completa entre televisor y dispositivos móviles. Desde el televisor accederemos a información y servicios de ocio online, al igual que podremos visionar una televisión a la carta desde nuestros dispositivos móviles, especialmente a través del gadget más polivalente: la tablet.
Es previsible que la tableta sea a día de hoy el dispositivo que sustituya al hardware tradicional (los ordenadores personales y portátiles). Esta rápida revolución tecnológica está obligando a numerosos sectores económicos a replantearse sus estrategias
empresariales. Algunas formas de negocio son ya obsoletas y se ven abocadas a la desaparición o al reciclado adaptativo. Véase si no el caso del mercado audiovisual o de la prensa escrita. Medios de comunicación tradicionales como los periódicos están aún en un período de transición, a medio camino entre su necesidad de cubrir un mercado en papel aún resistente al cambio tecnológico, pero con un público fiel, y la urgente necesidad de adaptarse a esta nueva forma de mercado emergente, con visos de dejar de ser en unos años un sistema de comunicación e información secundario.
Un ejemplo de este ajuste entre adaptación tecnológica y sostenibilidad económica ha sido el acuerdo entre los principales grupos españoles de información de crear un servicio prepago de acceso a sus productos -periódicos y revistas- para dispositivos móviles. La creación de un quiosco digital que permita al lector de prensa tener acceso a su periódico a través de su tableta, su móvil o la web, posee, sin embargo, algunos riesgos evidentes.
Hasta ahora, cualquier ciudadano podía acceder desde su ordenador, incluso a través de su móvil o su tableta (mediante el acceso a una red inalámbrica), a la versión digital de la prensa nacional y regional sin limitaciones sustanciales. El periódico digital se mantiene casi tal y como era, a excepción de la exclusión de algunos servicios, como la lectura de artículos de opinión. El lector de prensa digital ha aumentado a causa de la creciente competencia tecnológica de la población. Esto, sumado a la aparición de nuevos y sugerentes dispositivos móviles, ha llevado al mercado de prensa ha aprovechar esta inmersión tecnológica para vender sus productos a través de la red. Es de esperar que en un principio los ciudadanos se mantengan un tanto escépticos hacia este tipo de servicios prepago, ya que el periódico digital aún les ofrece lo que desean. Pero también es presumible que los grupos empresariales de la información vayan reduciendo el acceso a determinadas secciones de su periódico digital, a la espera de observar cómo evoluciona la rentabilidad de este quiosco digital. La experiencia pasada no es demasiado halagüeña; ya El País intentó sin éxito ofrecer su periódico digital bajo pago, aunque por entonces la tecnología móvil estaba aún en pañales.
Existen aspectos sociales y culturales que afectan de manera directa a este nuevo enfoque empresarial. Se desequilibra el derecho igualitario a la información digital. Todos los ciudadanos pueden seguir teniendo acceso a la información en prensa escrita en igualdad de condiciones, pero no así en su versión digital. El servicio al periódico digital es por ahora caro; 0,79 € por cada ejemplar, frente al precio de 1,20 € en su versión en papel. Una diferencia discreta, teniendo en cuenta que aún podemos acceder a casi todas las secciones del periódico vía web. En cuanto a la suscripción mensual, los precios varían mucho, desde los 9,99 € de El País -barato frente a los 36 € que nos costaría su versión en papel- a los 23,99 € del diario regional Hoy. En tiempos de crisis, hay que reconocer que aún se trata de un servicio prescindible y francamente caro para lo que ofrece.
La prensa digital va a tener que ofrecer su producto a un precio más asequible y con servicios auxiliares atractivos, si lo que desea es que los potenciales lectores se animen a comprarlo. Por otro lado, existe el riesgo de alejar aún más a los ciudadanos de la lectura de prensa, disminuida a causa de la competencia suculenta de nuevos medios de comunicación e información digitales, como es el caso de las redes sociales o los blogs. Por otro lado, esto puede provocar -ya lo está haciendo- una banalización de la información, cada vez más ajustada al formato rápido, breve, poco contrastado y reflexivo, que caracteriza a la información dentro de la nube digital. Aún está por ver cuál será el futuro de la prensa en España, mareada por la celeridad de los cambios tecnológicos.
Ramón Besonías Román

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