El Reial Automòbil Club de Catalunya (RACC) se postula como el mayor automóvil club de España con más de un millón de socios pero ya no es así. La crisis ha ido haciendo mella en sus afiliados que progresivamente van dándose de baja hasta el punto que la cifra del millón se ha perdido.
El discurso de sus directivos, con Josep Mateu, director general, a la cabeza, en torno a la defensa de su condición de club pero con una gestión totalmente empresarial no acaba de calar en numerosos stakeholders con los cuales entra en conflicto demasiado a menudo. Una gestión asociativa tendría en cuenta los intereses de todos esos colectivos, no solamente de los asociados que es el leiv motiv de todas las decisiones que van tomando.
Por un lado, mantienen una conflictiva relación con sus empleados desde hace tiempo con decisiones unilaterales, sin consenso, que no son bien recibidas por los trabajadores (cambios de horarios, obligaciones en la vestimenta, etc.) y que generan un continuo malestar en la plantilla que supera los 2.000 empleados.
A ello se ha de sumar una crispación con los distribuidores de vehículos que ven como el RACC les hace una competencia calificada como desleal, tema que podría derivar en litigio, amén de la captación de socios de otras entidades como el RACE que han sido calificadas como de muy agresivas.
Por otro lado, la gestión del Circuito de Catalunya, donde el RACC participa como socio del Consorcio con un 18%, tampoco consigue brillar, aportando pérdidas (1,2 millones) hasta el punto que si no se consigue renegociar a la baja el contrato con los organizadores de la Fórmula 1 de Ecclestone, la Generalitat podría decidir que el Campeonato de España no se realizará más en Montmeló.
Todo tiene en el fondo un por qué. Y es que desde hace varios ejercicios las cuentas no salen. El año pasado el grupo de empresas que constituyen el RACC perdió 2,4 millones de euros con una reducción de sus ingresos de 20 millones (hasta los 425 millones) respecto a los obtenidos en 2009, año en el que los números ya mostraron un descenso preocupante sobre todo en el Ebitda (resultado de explotación antes de amortizaciones).
El RACC, entidad presidida por el veterano Sebastià Salvadó, funciona como un conjunto de empresas de prestación de servicios, unas dedicadas a la atención a los automovilistas, otras en el ámbito de los seguros, e incluso en el de la telefonía móvil, negocio donde tampoco se han cumplido los objetivos. Sobre las 100.000 líneas previstas, en 2010 solamente tenían 22.000 abonados.
Con todo ello, queda claro que la gestión del management de sus stakeholders es la asignatura pendiente que el RACC no ha conseguido aún aprobar. De momento, se la deja para septiembre.
Revista Economía
El RACC sigue generando enemistades mientras se reduce el número de socios
Publicado el 27 mayo 2011 por Quim @Quim_MarquesSus últimos artículos
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